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La palabra destreza
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la palabra destreza

La palabra Destreza ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece destreza.

Estadisticas de la palabra destreza

Destreza es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 11657 según la RAE.

Destreza aparece de media 6.38 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la destreza en las obras de referencia de la RAE contandose 970 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Destreza

Cómo se escribe destreza o destrreza?
Cómo se escribe destreza o deztreza?
Cómo se escribe destreza o destresa?


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece destreza

La palabra destreza puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 537
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Siempre he encontrado en el ánimo de campesinos más determinada inclinación a la religión y a la piedad que en los habitantes de las ciudades y villas; la razón es obvia: aquéllos están menos familiarizados con las obras de los hombres que con las de Dios; sus ocupaciones, además, son sencillas, no requieren tanta habilidad o destreza como las que atraen la atención del otro grupo de sus semejantes, y son, por tanto, menos favorables para engendrar la presunción y la suficiencia propia, tan radicalmente distintas de la humildad de espíritu, fundamento verdadero de la piedad. ...

En la línea 2457
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Lo hizo con una habilidad extraordinaria, porque no soy yo tan novato que no sepa conocer las piedras buenas; al parecer, el judío tenía dos, y las cambió con mucha destreza, guardándose la buena, comprada por mí, y substituyéndola con otra, muy bien imitada, pero que no valía cuatro duros. ...

En la línea 6447
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Al decirme que eran frailes, me pregunté asombrado en qué época de su vida habrían podido adquirir tanta destreza en la natación. ...

En la línea 827
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Verdad es que al segundo toque dieron con Sancho en el suelo, y lo mesmo le avino a don Quijote, sin que le valiese su destreza y buen ánimo; y quiso su ventura que viniese a caer a los pies de Rocinante, que aún no se había levantado; donde se echa de ver la furia con que machacan estacas puestas en manos rústicas y enojadas. ...

En la línea 1865
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... La hora, el tiempo, la soledad, la voz y la destreza del que cantaba causó admiración y contento en los dos oyentes, los cuales se estuvieron quedos, esperando si otra alguna cosa oían; pero, viendo que duraba algún tanto el silencio, determinaron de salir a buscar el músico que con tan buena voz cantaba. ...

En la línea 4817
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Mirad, bachiller -respondió el licenciado-: vos estáis en la más errada opinión del mundo acerca de la destreza de la espada, teniéndola por vana. ...

En la línea 4819
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Apeaos, y usad de vuestro compás de pies, de vuestros círculos y vuestros ángulos y ciencia; que yo espero de haceros ver estrellas a mediodía con mi destreza moderna y zafia, en quien espero, después de Dios, que está por nacer hombre que me haga volver las espaldas, y que no le hay en el mundo a quien yo no le haga perder tierra. ...

En la línea 517
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... En una estancia, cerca de Las Vacas, matan todas las semanas gran número de yeguas con el fin de vender su piel, aunque sólo vale cinco pesos papel o unas 3,50 pesetas. Al pronto parece muy extraño que maten yeguas por una suma tan ínfima; pero como en este país se tiene por absurdo el domar o montar una yegua, sólo sirven para la reproducción. Nunca he visto emplear yeguas sino con un solo objeto, para trillar los granos; para eso, las enseñan a dar vueltas en círculo dentro de un cercado donde se echan las gavillas. El hombre que se empleaba para matar las yeguas era muy célebre por la destreza con que manejaba el lazo. Puesto a 12 metros de la puerta del corral, apostaba con quien quisiera que cogería por las piernas a todo animal que pasase delante de él, sin marrar ni uno solo. Otro hombre proponía la siguiente apuesta: entraría a pie en el corral, cogería una yegua, le ataría las patas delanteras, la haría salir, la tiraría al suelo, la mataría, la descuartizaría y extendería la piel para hacerla secarse (lo cual es una operación muy larga); repetiría esta operación veintidós veces diarias, o mataría y desollaría en ese mismo tiempo a 50 animales. Eso hubiera sido un trabajo prodigioso, pues se considera que matar o descuartizar 15 ó 16 animales por día es todo cuanto un hombre puede hacer. ...

En la línea 621
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... le da en las patas, pero no consigue rodeárselas. Tira entonces al suelo el sombrero para fijar el lugar donde han caído las bolas, y sin dejar de perseguir la vaca al galope, prepara su lazo, alcanza al animal, después de una carrera violentísima, y consigue engancharla por los cuernos. El otro gaucho nos había precedido con los caballos de la brida, de modo que le fue difícil a Santiago matar al furioso animal. Sin embargo, consiguió arrastrarle a un punto en que el terreno era perfectamente llano, utilizando para ello todos los esfuerzos que hacía para aproximarse a él. Cuando la vaca no quería moverse, el caballo, perfectamente amaestrado en este género de ejercicios, se le acercaba y la empujaba violentamente con el petral. Pero no consistía todo en llevarla a terreno llano, había que matar a aquel animal loco de terror,, lo cual no parecía nada fácil para un hombre solo. Hasta imposible hubiera sido si el caballo no comprendiera, por instinto, que cuando su amo lo abandonaba estaba perdido si el lazo no permanecía siempre tirante; de tal manera, que si el toro o la vaca hace un movimiento de avance, el caballo avanza en el acto en la misma dirección; si la vaca permanece tranquila, el caballo no se mueve afianzado sobre las patas traseras. Pero el caballo de Santiago, muy joven todavía, no conocía bien esta maniobra y la vaca se acercaba a él poco a poco. Espectáculo admirable fue el ver con qué destreza logro Santiago pasar detrás de la fiera, evitar sus cornadas y desjarretarla, en fin; después de lo cual no hubo dificultad alguna para hundirle el cuchillo en la nuca, cayendo entonces la vaca como herida por el rayo (descabellada). Cortóle entonces varios trozos de carne, conservando la piel, pero no hueso; en cantidad suficiente para nuestra expedición. Dirigímonos al punto que habíamos elegido para pasarla noche; tuvimos por cena carne con cuero, o sea carne asada con la piel. Es tan superior esta carne a la vaca ordinaria, como el corzo respecto del carnero. Tómase un gran trozo circular del lomo del animal, y se asa sobre los carbones con la piel para abajo, que forma una especie de salsera, por cuyo medio no se pierde una sola gota del jugo de la carne. Si hubiera cenado con nosotros aquella noche un respetable concejal, no hay para qué decir cuán pronto habríase celebrado en Londres la carne con cuero. ...

En la línea 1157
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... ta masa de hierbas ha servido de cama con seguridad; cerca hay restos de fuego, y el hombre que ha habitado estos sitios se ha servido de un hacha. fuego, la cama, la elección del sitio, todo indica la finura y destreza de un indio, pero, sin embargo, no puede ser indio; porque en esta parte del país se ha extinguido la raza, gracias al cuidado que han tenido los católicos en, transformar al mismo tiempo a los indios en católicos y en esclavos ...

En la línea 5389
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Y cuando, al despedirse, Ido le dio su nombre, agregando que era profesor de primeras letras en las escuelas católicas, Maximiliano discurrió que no estaba en armonía la humildad del empleo con el saber y la destreza dialéctica que aquel individuo mostraba. ...

En la línea 1336
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Sí. Durante el monzón del Este, las aves del paraíso pierden las magníficas plumas que rodean su cola, esas plumas que los naturalistas han llamado subalares. Los falsificadores recogen esas plumas y las adaptan con mucha destreza a una pobre cotorra previamente mutilada. Luego tiñen las suturas, barnizan al pájaro y lo venden para su expedición a los museos y a los aficionados de Europa. Es una singular industria ésta. ...

En la línea 1390
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Los indígenas continuaban allí, más numerosos que en la víspera. Tal vez eran quinientos o seiscientos. Aprovechándose de la marea baja, algunos habían avanzado sobre las crestas de los arrecifes hasta menos de dos cables del Nautilus. Los distinguía fácilmente. Eran verdaderos papúes, de atlética estatura. Hombres de espléndida raza, tenían una frente ancha y alta, la nariz gruesa, pero no achatada, y los dientes muy blancos. El color rojo con que teñían su cabellera lanosa contrastaba con sus cuerpos negros y relucientes como los de los nubios. De los lóbulos de sus orejas, cortadas y dilatadas, pendían huesos ensartados. Iban casi todos desnudos. Entre ellos vi a algunas mujeres, vestidas desde las caderas hasta las rodillas con una verdadera crinolina de hierbas sostenida por un cinturón vegetal. Algunos jefes se adornaban el cuello con collares de cuentas de vidrio rojas y blancas. Casi todos estaban armados de arcos, flechas y escudos, y llevaban a la espalda una especie de red con las piedras redondeadas que con tanta destreza lanzan con sus hondas. ...

En la línea 1511
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑El caso es que todos hacen lo mismo ‑repuso Zamiotof‑. Después de haber demostrado tanta destreza como astucia al cometer el crimen, se dejan coger en la taberna. Y es que no todos son tan listos como usted. Usted, naturalmente, no iría a una taberna. ...

En la línea 2067
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑El fenómeno es conocido ‑observó Zosimof‑. El acto se cumple a veces con una destreza y una habilidad extraordinarias, pero el principio que lo motiva adolece de cierta alteración y depende de diversas impresiones morbosas. Es algo así como un sueño. ...

En la línea 3230
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Supongamos que ese hombre miente… Me refiero al hombre desconocido de nuestro caso particular… Supongamos que miente, y de un modo magistral. Como es lógico, espera su triunfo, cree que va a recoger los frutos de su destreza; pero, de pronto, ¡crac!, se desvanece en el lugar más comprometedor para él. Vamos a suponer que atribuye el síncope a una enfermedad que padece o a la atmósfera asfixiante de la habitación, cosa frecuente en los locales cerrados. Pues bien, no por eso deja de inspirar sospechas… Su mentira ha sido perfecta, pero no ha pensado en la naturaleza y se encuentra como cogido en una trampa. ...

En la línea 3716
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Aunque llevaba su propia carga de miserias y horrores en el corazón, Raskolnikof había defendido valientemente y con destreza la causa de Sonia ante Lujine. Dejando aparte el interés que sentía por la muchacha y que le impulsaba a defenderla, había sufrido tanto aquella mañana, que había acogido con verdadera alegría la ocasión de ahuyentar aquellos pensamientos que habían llegado a serle insoportables. ...

En la línea 946
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Así lo creí. Hacía algún tiempo que tenía esa idea. Una semejanza, indagaciones que habéis practicado en Faverolles, vuestra fuerza, la aventura del viejo Fauchelevent, vuestra destreza en el tiro, vuestra pierna que cojea un poco… ¡qué sé yo! ¡Tonterías! Pero lo cierto es que os tomé por un tal Jean Valjean. ...

En la línea 1057
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y Sardiola obedeció. Era que entraban Duhamel, Miranda y Perico. Duhamel examinó con minuciosidad aquella pieza, y declarola, en su jerga luso-franca, abrigada, cómoda, baja asaz y ventilada mucho, y en todo conveniente para la enferma. Miranda y Perico se retiraron a la del lado, a asearse, y tácitamente, sin discusión alguna, se resolvió que enferma y enfermera se quedasen juntas, y los dos hombres ocupasen, juntos también, la cámara próxima. Miranda no puso reparo a este sacrificio de Lucía, porque Duhamel, llamándole aparte, le notició que la cosa se iba por la posta, y que apenas creía que la enferma durase un mes: en vista de lo cual propuso él en su corazón de tomar el portante dentro de ocho o diez días, llevándose a su mujer con cualquier pretexto. Pero el hado, que de muy distinta manera tenía resuelto atar los cabos de estos sucesos, dispuso, sirviéndole de instrumento Perico, que Miranda comenzase presto a hallarse satisfecho, entretenido y regocijado en aquella babilonia y golfo parisiense, por cuyos arrecifes y bajíos le piloteó el pollo Gonzalvo con más acierto y destreza que buena intención. ...

En la línea 1059
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Ya sabía el pícaro lo que se hacía. Ni padre, ni tía se mostraban muy dispuestos a venir a encargarse de Pilar, y auguraba el contratiempo de tener que quedarse de enfermero… Su mente, fecunda en tretas, le sugirió mil para embelesar a Miranda, en aquella ciudad mágica que ya de suyo emboba a cuantos la pisan. Aprendió el esposo de Lucía los refinamientos de la cocina francesa en los mejores restauradores (ensordezca todo hablista); y con la golosina experta de su edad madura, llegó a tomarse gran interés en que la salsa holandesa fuese mejor aquí que dos puertas más abajo, y en que las setas rellenas se hallasen o no a la época más propia para ser saboreadas. Amén de estos goces culinarios, aficionose a los teatrillos del género chocarrero que tanto abundan en París: divirtiéronle las canciones picarescas, las muecas del payaso, la música retozona y los trajes ligeros y casi paradisíacos de aquellas bienaventuradas ninfas que se disfrazaban de cacerolas, de violines o de muñecos. Hasta se susurra -pero sin que existan datos para establecerlo como rigurosa verdad histórica- que el insigne ex buen mozo quiso recordar sus pasadas glorias, y verter una regaderita de agua sobre sus secos y mustios lauros, y eligió para cómplice a cierta rata de proscenio, nombrada Zulma en la docta academia teatral, si bien está averiguado que en regiones menos olímpicas pudo llamarse Antonia, Dionisia o cosa así. Tenía ésta tal el salero del mundo para cantar el estribillo (refrain) de ciertas tonadas (chansonnettes); y era para descuajarse y deshacerse de risa cuando, la mano en la cintura, la pierna derecha en el aire, guiñados los ojos y entreabierta la boca, despedía una exclamación canallesca, un grito venido en derechura de las pescaderías y mercados a posarse en sus labios de púrpura, para deleite y contentamiento de los espectadores. Ni eran estas las únicas gracias y donaires de la cantora, antes lo mejor de su repertorio, la quintaesencia de sus monerías, guardábala para la dulce intimidad de los felices mortales que a aquella Dánae de bambalinas lograban aproximarse, bien provistos de polvos de oro. ¡Con qué felina zalamería menudeaba los golpecitos en la panza, y llamaba a graves sesentones ratoncillos, perritos suyos, gatitos, bibis, y otros apelativos cariñosos y regalados, que a arrope y miel sabían! Pues ¿qué diré del chiste y garbo incomparable con que oprimía entre sus dientes de perlas, un pitillo ruso, lanzando al aire volutas de humo azul, mientras la contracción de sus labios destacaba la arremangada nariz y los hoyuelos de los arrebolados carrillos? ¿Qué de aquella su maestría en ocupar dos sillas a un tiempo sin que propiamente estuviera sentada en ninguna de ellas, y puesto que reposaba en la primera el espinazo, en la segunda los tacones? ¿Qué de la agilidad y destreza con que se sorbía diez docenas de ostras verdes en diez minutos, y bebíase dos o tres botellas de Rhin, que no parece sino que le untaban el gaznate con aceite y sebo para que fuese escurridizo y suave? ¿Qué de la risueña facundia con que probaba a sus amigos que tal anillo de piedras les venía estrecho al dedo, mientras a ella le caía como un guante? En suma, si la aventura que se murmuró por entonces en los bastidores de un teatrillo, y en la mesa redonda de la Alavesa, parece indigna de la prosopopeya tradicional en la mirandesca estirpe, cuando menos es justo consignar que la heroína era la más divertida, sandunguera y comprometedora zapaquilda de cuantas mayaban desafinada y gatunamente en los escenarios de París. ...


la Ortografía es divertida

Más información sobre la palabra Destreza en internet

Destreza en la RAE.
Destreza en Word Reference.
Destreza en la wikipedia.
Sinonimos de Destreza.

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