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La palabra pintoresca
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la palabra pintoresca

La palabra Pintoresca ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece pintoresca.

Estadisticas de la palabra pintoresca

La palabra pintoresca no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE

Errores Ortográficos típicos con la palabra Pintoresca

Cómo se escribe pintoresca o pintorresca?
Cómo se escribe pintoresca o pintorexa?
Cómo se escribe pintoresca o pintorezca?


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece pintoresca

La palabra pintoresca puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 522
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La ciudad es sumamente pintoresca, con muchas casas antiquísimas, construídas a la manera morisca. ...

En la línea 554
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Por el Sureste, a unas seis leguas de distancia, descúbrese una cadena de montañas azules; la más alta, llamada _Serra Dorso_, pintoresca, bella, alberga en sus escondrijos muchos lobos y jabalíes. ...

En la línea 4545
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pasamos por Soto de Luiña, y prosiguiendo nuestro camino a través de una región muy agreste, pero pintoresca, nos encontramos al anochecer al pie de una escarpada montaña, a la que se subía por un camino de herradura, a través de un bosque de altísimos árboles. ...

En la línea 4677
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Está en una situación pintoresca, entre dos montañas: el Morcín y el Naranco; la primera es muy alta y escabrosa; durante la mayor parte del año se halla cubierta de nieve; las vertientes de la otra están cultivadas y plantadas de viñedo. ...

En la línea 422
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... mismo-que la opuesta orilla. El río se asemejaría a un gran lago, a no ser por la forma de las islas que por sí sola basta para producir la idea de agua corriente. Los cantiles forman la parte más pintoresca del paisaje; algunas veces son verticales en absoluto y de un color rojo vivo; otras veces se presentan bajo la forma de inmensas moles rotas cubiertas de cactus y de mimosas. Pero la verdadera grandeza de un río colosal, como éste, proviene del pensamiento de su importancia desde el punto de vista de la facilidad que proporciona para las comunicaciones y el comercio entre diferentes naciones y llena de admiración el pensar de qué enorme distancia viene este caudal de agua dulce que corre a nuestros pies y cuán inmenso territorio riega. ...

En la línea 1105
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... scúbrense los vestigios de un plano cuadrangular; común en las ciudades españolas; pero las calles y la plaza están ahora cubiertas de hierba que despuntan los corderos. iglesia, situada en el centro del pueblo, es toda la madera aunque no deja de ser pintoresca y majestuosa. no haber podido encontrar uno de nuestros marineros donde comprar ni una libra de azúcar, ni un cuchillo ordinario en Castro, da idea muy aproximada de la pobreza de esta villa, por más que cuenta con algunos cientos de habitantes ...

En la línea 2673
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... bart Town está situada al pie del monte Wellington, de 3.100 pies de elevación, y es muy pintoresca ...

En la línea 3104
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... s diferentes países que hemos visitado ha sido, sin disputa, el más constante manantial de nuestras satisfacciones. más que probable que la pintoresca hermosura de muchos puntos de Europa sea superior a todo lo que hemos visto; pero siempre se experimenta cierto placer comparando los caracteres de los diferentes países, cosa que difiere en cierto modo de la admiración que despierta la simple belleza ...

En la línea 808
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Iba Jacinta tan pensativa, que la bulla de la calle de Toledo no la distrajo de la atención que a su propio interior prestaba. Los puestos a medio armar en toda la acera desde los portales a San Isidro, las baratijas, las panderetas, la loza ordinaria, las puntillas, el cobre de Alcaraz y los veinte mil cachivaches que aparecían dentro de aquellos nichos de mal clavadas tablas y de lienzos peor dispuestos, pasaban ante su vista sin determinar una apreciación exacta de lo que eran. Recibía tan sólo la imagen borrosa de los objetivos diversos que iban pasando, y lo digo así, porque era como si ella estuviese parada y la pintoresca vía se corriese delante de ella como un telón. En aquel telón había racimos de dátiles colgados de una percha; puntillas blancas que caían de un palo largo, en ondas, como los vástagos de una trepadora, pelmazos de higos pasados, en bloques, turrón en trozos como sillares que parecían acabados de traer de una cantera; aceitunas en barriles rezumados; una mujer puesta sobre una silla y delante de una jaula, mostrando dos pajarillos amaestrados, y luego montones de oro, naranjas en seretas o hacinadas en el arroyo. El suelo intransitable ponía obstáculos sin fin, pilas de cántaros y vasijas, ante los pies del gentío presuroso, y la vibración de los adoquines al paso de los carros parecía hacer bailar a personas y cacharros. Hombres con sartas de pañuelos de diferentes colores se ponían delante del transeúnte como si fueran a capearlo. Mujeres chillonas taladraban el oído con pregones enfáticos, acosando al público y poniéndole en la alternativa de comprar o morir. Jacinta veía las piezas de tela desenvueltas en ondas a lo largo de todas las paredes, percales azules, rojos y verdes, tendidos de puerta en puerta, y su mareada vista le exageraba las curvas de aquellas rúbricas de trapo. De ellas colgaban, prendidas con alfileres, toquillas de los colores vivos y elementales que agradan a los salvajes. En algunos huecos brillaba el naranjado que chilla como los ejes sin grasa; el bermellón nativo, que parece rasguñar los ojos; el carmín, que tiene la acidez del vinagre; el cobalto, que infunde ideas de envenenamiento; el verde de panza de lagarto, y ese amarillo tila, que tiene cierto aire de poesía mezclado con la tisis, como en la Traviatta. Las bocas de las tiendas, abiertas entre tanto colgajo, dejaban ver el interior de ellas tan abigarrado como la parte externa, los horteras de bruces en el mostrador, o vareando telas, o charlando. Algunos braceaban, como si nadasen en un mar de pañuelos. El sentimiento pintoresco de aquellos tenderos se revela en todo. Si hay una columna en la tienda la revisten de corsés encarnados, negros y blancos, y con los refajos hacen graciosas combinaciones decorativas. ...

En la línea 384
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Lucía se abanicaba con un periódico dispuesto por Artegui en forma de concha, y leves gotitas transparentes de sudor salpicaban su rosada nuca, sus sienes y su barbilla: de cuando en cuando las embebía con el pañuelo: los mechones del cabello, lacios, se pegaban a su frente. Desabrochose el cuello almidonado, se quitó la corbata, que la estrangulaba, y se recostó, dando indicios de gran desmadejamiento, en la esquina. A fin de refrescar un poco el interior, corrió Artegui las cortinillas todas ante los bajos vidrios, y una luz vaga y misteriosa, azulada, un sereno ambiente, formaban allí, algo de gruta submarina, añadiendo a la ilusión el ruido del tren, no muy distinto del mugir del Océano. Insensible al cálido día, Artegui levantaba la cortina un poco, se asomaba, miraba el país, los robledales, la sierra, los valles profundos. Una vez acertó a ver pintoresca romería. Fue rápido y fugaz el cuadro, pero no tanto que no distinguiese a la gente siguiendo el sendero angosto, escapulario al cuello, a pie o en carretas de bueyes, cubiertos con boina roja o azul los hombres, las mujeres tocadas con pañolitos blancos. Parecía el desfile la bajada de los pastores en un Nacimiento; el sol claro, alumbrando plenamente las figuras, les daba la crudeza de tonos de muñecos de barro pintado. Artegui llamó a Lucía, que alzando la cortina a su vez, echó el cuerpo fuera, hasta que una revuelta del camino y la rapidez del tren borraron el cuadro. ...


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Más información sobre la palabra Pintoresca en internet

Pintoresca en la RAE.
Pintoresca en Word Reference.
Pintoresca en la wikipedia.
Sinonimos de Pintoresca.

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