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La palabra soledades
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la palabra soledades

La palabra Soledades ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece soledades.

Estadisticas de la palabra soledades

Soledades es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 23788 según la RAE.

Soledades aparece de media 2.37 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la soledades en las obras de referencia de la RAE contandose 360 apariciones .


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece soledades

La palabra soledades puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 888
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El pequeño cultivador que ama su pedazo de suelo como una prolongación de la familia, es áspero y hostil a toda innovación revolucionaria, más aún que el verdadero rico. Toda idea nueva la considera un peligro para su pobre bienestar y la repele ferozmente. Dando a aquellas gentes la posesión del suelo, se retrasaría el momento de la suprema Justicia con que soñaba Salvatierra; pero aunque así fuese, su alma de bienhechor consolábase pensando en los alivios momentáneos de la miseria. Surgirían pueblos en las soledades, desaparecerían aquellos cortijos aislados, con su aspecto huraño de cuartel o de presidio, y las bestias volverían a la sierra, dejando el llano para el sustento del hombre. ...

En la línea 6568
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... He oído cantar en danés el romance de Alonso Guzmán a un pastor en las soledades de Jutlandia; pero una vez hablé del «Fiel» a unos habitantes de Tarifa, y me dijeron que nunca habían oído mentar a Guzmán el Fiel de Tarifa, pero que conocían a Alonso Guzmán el _tuerto_, uno de los más miserables _arrieros_ del camino de Cádiz. ...

En la línea 1470
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Reducíansele a la memoria los maravillosos acaecimientos que en semejantes soledades y asperezas habían sucedido a caballeros andantes. ...

En la línea 1556
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y, si es que mi buen intento merece ser agradecido con algún género de cortesía, yo os suplico, señor, por la mucha que veo que en vos se encierra, y juntamente os conjuro por la cosa que en esta vida más habéis amado o amáis, que me digáis quién sois y la causa que os ha traído a vivir y a morir entre estas soledades como bruto animal, pues moráis entre ellos tan ajeno de vos mismo cual lo muestra vuestro traje y persona. ...

En la línea 1622
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Íbanse poco a poco entrando en lo más áspero de la montaña, y Sancho iba muerto por razonar con su amo, y deseaba que él comenzase la plática, por no contravenir a lo que le tenía mandado; mas, no pudiendo sufrir tanto silencio, le dijo: -Señor don Quijote, vuestra merced me eche su bendición y me dé licencia; que desde aquí me quiero volver a mi casa, y a mi mujer y a mis hijos, con los cuales, por lo menos, hablaré y departiré todo lo que quisiere; porque querer vuestra merced que vaya con él por estas soledades, de día y de noche, y que no le hable cuando me diere gusto es enterrarme en vida. ...

En la línea 1870
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Estaba Cardenio entonces en su entero juicio, libre de aquel furioso accidente que tan a menudo le sacaba de sí mismo; y así, viendo a los dos en traje tan no usado de los que por aquellas soledades andaban, no dejó de admirarse algún tanto, y más cuando oyó que le habían hablado en su negocio como en cosa sabida -porque las razones que el cura le dijo así lo dieron a entender-; y así, respondió desta manera: -Bien veo yo, señores, quienquiera que seáis, que el cielo, que tiene cuidado de socorrer a los buenos, y aun a los malos muchas veces, sin yo merecerlo, me envía, en estos tan remotos y apartados lugares del trato común de las gentes, algunas personas que, poniéndome delante de los ojos con vivas y varias razones cuán sin ella ando en hacer la vida que hago, han procurado sacarme désta a mejor parte; pero, como no saben que sé yo que en saliendo deste daño he de caer en otro mayor, quizá me deben de tener por hombre de flacos discursos, y aun, lo que peor sería, por de ningún juicio. ...

En la línea 675
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... No tardó en serme imposible continuar el camino a través del bosque, y seguí, pues, a lo largo de un torrente. Al principio apenas podía dar un paso a causa de las cataratas y de los numerosos troncos de árboles caídos que cerraban el camino; pero pronto se ensanchó este lecho del torrente por el destrozo en sus orillas habían producido las inundaciones. Avancé lentamente por espacio de una hora siguiendo las rugosas y descarnadas orillas del torrente, y muy pronto compensaron todas mis fatigas la magnificencia y la belleza del panorama que contemplé. La profundidad sombría del barranco corría pareja con los signos de violencia que por todas partes se observaban. A un lado y otro se veían masas irregulares de rocas y árboles arrancados; otros de pie todavía, estaban podridos hasta el corazón y a punto de caer. Esta confusa masa de árboles robustos y árboles muertos me recordó los bosques de los trópicos, a pesar de la inmensa diferencia que los separa: en estas tristes soledades que ahora examino, parece que en lugar de la vida reina la muerte como soberana. Continué mi ruta a lo largo del torrente hasta un punto en que un gran derrumbamiento ha desprendido parte considerable del costado de una montaña; a partir de este lugar se hizo menos fatigosa la ascensión y alcancé pronto una elevación suficiente para poder examinar a gusto los bosques circundantes. Todos los árboles pertenecen a la misma especie, el Fagur betuloides, habiendo por excepción un corto número de especies diferentes de estos Fagur. Este árbol conserva sus hojas todo el año, pero presentan un color verde pardusco con un ligero tinte amarillo muy particular. Todo el paisaje reviste el mismo tono, lo que da un aspecto triste y sombrío; siendo muy raro que le den un poco de alegría los rayos del sol. ...

En la línea 1146
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... gue el tiempo muy malo, pero nos importa poco, porque es casi imposible circular en las islas. tan accidentada la costa, que tratar de pasear en cualquier dirección es entregarse a una gimnasia continuada sobre las agudas puntas de las rocas de micasquisto. cuanto al suelo, algo más compacto, está cubierto de monte tan espeso, que todos llevamos en la cara, en las manos y en todo el cuerpo señales de los esfuerzos hechos para penetrar en sus soledades. ...

En la línea 3113
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Sea que no haya nadie que pueda penetrar en estas soledades inmensas sin experimentar viva emoción y sin comprender que hay en el hombre algo más que la vida animal ...

En la línea 9607
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En cuanto la dejaban sola, y eran largas sus soledades, los ojos se agarraban a las páginas místicas de la Santa de Ávila, y a no ser lágrimas de ternura ya nada turbaba aquel coloquio de dos almas a través de tres siglos. ...

En la línea 10603
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Encerrada en su alcoba o en su tocador, que ya tenía algo de oratorio, sin necesidad de estímulos exteriores, perdida en las soledades del alma, de rodillas o sentada al pie de su lecho, sobre la piel de tigre, con los ojos casi siempre cerrados, gozaba la voluptuosidad dúctil de imaginar el mundo anegado en la esencia divina, hecho polvo ante ella. ...


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Más información sobre la palabra Soledades en internet

Soledades en la RAE.
Soledades en Word Reference.
Soledades en la wikipedia.
Sinonimos de Soledades.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Soledades

Cómo se escribe soledades o zoledadez?

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