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La palabra infernal
Cómo se escribe

la palabra infernal

La palabra Infernal ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece infernal.

Estadisticas de la palabra infernal

Infernal es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 15143 según la RAE.

Infernal aparece de media 4.47 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la infernal en las obras de referencia de la RAE contandose 680 apariciones .

Más información sobre la palabra Infernal en internet

Infernal en la RAE.
Infernal en Word Reference.
Infernal en la wikipedia.
Sinonimos de Infernal.


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece infernal

La palabra infernal puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1165
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La vieja quiso arrojarse sobre él, con la alegría infernal de haber encontrado alguien en quien saciar su dolor. ...

En la línea 4154
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¿Sabéis aproximadamente -dijo D'Artagnan -quién era el hom bre que dirigía esa infernal expedición?-No lo conozco. ...

En la línea 8609
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Quince días, veinte días, decís, ¡bah!; de aquí a entonces, tengo el genio inventivo, me vendrá alguna idea; tengo el espíritu infernal y encontraré alguna víctima. ...

En la línea 9504
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Milady sintió su alma bañada por una alegría infernal. ...

En la línea 9599
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Habíais comenzado a pervertir a mi pobre Felt on: sufría ya vuestra infernal influencia, mas quiero sal varlo, no os verá más, todo ha terminado. ...

En la línea 767
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y el portero infernal de los tres rostros, con otras mil quimeras y mil monstros, lleven el doloroso contrapunto; que otra pompa mejor no me parece que la merece un amador difunto. ...

En la línea 3996
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El estrépito era infernal; todos hablaban a gritos, todos reían, unos silbaban, otros cantaban. ...

En la línea 4037
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Eran los celucos! ¡Así miraban los celos! Era una belleza infernal, sin duda, la de aquellos ojos, ¡pero qué fuerte, qué humana! Dejaron ama y criada por fin el boulevard y entraron en la calle del Comercio. ...

En la línea 15042
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Salacia, la hija del mar, sacaba a sus hermanas del océano y no se sabe por qué a las bacantes a bailar en la playa una danza infernal; Ana recordó la impresión que aquella polka había causado en sus sentidos. ...

En la línea 869
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¡Qué horror!… ¡Ah!, tunantes… ¡Bendito Dios!, ¡cómo le han puesto!… Anda, ¡que apañado estás!… ». Las vecinas se enracimaban en las puertas riendo y alborotando. Jacinta estaba atónita y apenada. Pasáronle por la mente ideas extrañas; la mancha del pecado era tal, que aun a la misma inocencia extendía su sombra; y el maldito se reía detrás de su infernal careta, gozoso de ver que todos se ocupaban de él, aunque fuera para escarnecerle. Nicarona dejó sus pinturas para correr detrás de los bergantes y de la zancuda, que también debía de tener alguna parte en aquel desaguisado. La osadía del negrito no conocía límites, y extendió sus manos pringadas hacia aquella señora tan maja que le miraba tanto. «Quita allá, demonio… quita allá esas manos» le gritaron. Viendo que no le dejaban tocar a nadie, y que su facha causaba risa, el chico daba patadas en medio del corro, sacando la lengua y presentando sus diez dedos como garras. De este modo tenía, a su parecer, el aspecto de un bicho muy malo que se comía a la gente, o por lo menos que se la quería comer. ...

En la línea 880
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El Pituso dijo que sí con la cabeza. Su aflicción crecía, y poco le faltaba para romper a llorar. Todas las vecinas reconocieron la necesidad de lavarle; pero unas no tenían agua y otras no querían gastarla en tal objeto. Por fin una mujer agitanada y con faldas de percal rameado, el talle muy bajo, un pañuelo caído por los hombros, el pelo lacio y la tez crasa y de color de terra-cotta, se pareció por allí de repente, y quiso dar una lección a las vecinas delante de las señoras, diciendo que ella tenía agua de sobra para despercudir y chovelar a aquel ángel. Se le llevaron en burlesca procesión, él delante, aislado por su propio tizne, y ya con la dignidad tan por los suelos, que empezaba a dar jipíos; los chicos detrás haciendo una bulla infernal, y la tarasca aquella del moño lacio amenazándolos con endiñarles si no se quitaban de en medio. Desapareció la comparsa por una puerquísima y angosta escalera que del ángulo del corredor partía. Jacinta hubiera querido subir también; pero Guillermina la sofocaba con sus prisas. «¿Hija, sabes tú la hora que es?». ...

En la línea 2634
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Mauricia se echó a reír con aquel desparpajo que a su amiga le parecía el humorismo de un hermoso y tentador demonio. En medio de la infernal risa, brotaba esta frase que a Fortunata le ponía los pelos de punta: «¿Te lo digo?… ¿te lo digo?». ...

En la línea 2790
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Volvió a sonreír Patricia con infernal malicia, y… «¿Qué… pero qué… ?» balbució la señora acercándose de puntillas a la puerta de la sala. Empujola suavemente hasta abrir un poquito. No veía nada. Abrió más, más… Estaba pálida como si se hubiera quedado sin sangre… Abrió más… acabáramos. En el sofá de la sala, tranquilamente sentado… ¡Dios!, el otro. Fortunata estuvo a punto de perder el conocimiento. Le pasó un no sé qué por delante de los ojos, algo como un velo que baja o un velo que sube. No dijo nada. Él, pálido también, se levantó y dijo claramente: «Adelante, nena». ...

En la línea 117
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Los dos buques corsarios recomenzaron la infernal música de balas, granadas y metralla, destrozando el junco y matando marineros, que se defendían desesperadamente a tiros de fusil. ...

En la línea 202
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Y recomenzó por ambas partes la música infernal, respondiendo tiro a tiro, bala a bala y metralla a metralla. Los tres buques parecían dispuestos a sucumbir antes que a retroceder. En los paraos, con el agua ya en las bodegas, horadados en cien sitios, la locura se apoderó de sus tripulantes; todos querían subir a la cubierta del crucero y, si no vencer, morir al menos en el campo enemigo. ...

En la línea 1045
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —No podemos ponernos en marcha con este tiempo infernal, hermanito. ¿A qué quieres ir a la quinta? ...

En la línea 1157
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Era una noche infernal; noche propicia para intentar un ataque contra la quinta. Por desgracia, los hombres de los paraos no estaban allí para prestar ayuda a Sandokán en su empresa. ...

En la línea 3030
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Sí -añadió Ned Land-. El derecho de arrastrarle conmigo cuando abandone este infernal Nautilus. -Por cierto -dijo Conseil-, ¿vamos en la buena dirección? ...

En la línea 4342
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Paracha volvió a contar con mis atenciones, y otras muchas le siguieron. O sea que empecé a llevar una vida infernal. ¡Si hubiera usted visto, Rodion Romanovitch, aunque sólo hubiera sido una vez, los rayos que pueden lanzar los ojos de su hermana… ! ...


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