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La palabra incendio
Cómo se escribe

la palabra incendio

La palabra Incendio ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Niebla de Miguel De Unamuno
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece incendio.

Estadisticas de la palabra incendio

Incendio es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 4367 según la RAE.

Incendio tienen una frecuencia media de 20.97 veces en cada libro en castellano

Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la incendio en 150 obras del castellano contandose 3188 apariciones en total.


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece incendio

La palabra incendio puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2267
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Tiros de noche podían ser una señal de incendio, de ladrones, ¡quién sabe de qué!. ...

En la línea 2430
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Ya sólo quedaban en pie las paredes y la parra, con sus sarmientos retorcidos por el incendio, y las pilastras, que se destacaban como barras de tinta sobre un fondo rojo. ...

En la línea 2431
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Batistet, con el ansia de sacar algo, corría desaforado por las sendas, gritando, aporreando las puertas de las barracas inmediatas, que parecían parpadear con el reflejo del incendio. ...

En la línea 2443
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y como hombre que ha caído tan hondo, tan hondo, que ya no puede sentir remordimiento, apartó su vista del incendio para fijarla en aquella luz macilenta; luz de cirios que arden sin brillo, como alimentados por una atmósfera en la que se percibe aún el revoloteo de la muerte. ...

En la línea 299
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... En la viña no despertaba menores entusiasmos María de la Luz. Oyéndola los dos hombres bajo las arcadas, sentíanse conmovidos, y sus almas sencillas abríanse a la ráfaga de poesía del crepúsculo, mientras se coloreaban las lejanas montañas con la puesta del sol, y Jerez teñía su blancura con resplandores de incendio, destacándose sobre un cielo de violeta en el que comenzaban a brillar las primeras estrellas. ...

En la línea 906
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El sol se había ocultado, dejando sobre la ciudad una aureola de incendio. Por la parte de la sierra destacábase en un cielo de color de violeta la primera estrella anunciadora de la noche. El revolucionario la miraba, como si fuese el astro que había de guiar hacia más amplios horizontes la muchedumbre del llanto y del dolor; la estrella de la Justicia, alumbrando pálida e indecisa la lenta partida de los rebeldes, y agrandándose hasta convertirse en un sol, así como se aproximaban a ella, escalando alturas, aplastando privilegios, derribando dioses. ...

En la línea 909
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El sol siguió brillando, pero pareció menos luminoso a la humanidad, como si entre ella y el astro se interpusiera un velo fúnebre. La naturaleza continuó su obra creadora, insensible a las locuras de los hombres; pero éstos no amaron otras flores que las que transparentaban la luz en las vidrieras de las ojivas, ni admiraron más árboles que las palmeras de piedra que sostenían las bóvedas de las catedrales. Venus ocultó sus desnudeces de mármol en las ruinas del incendio, esperando renacer tras un sueño de siglos, bajo el arado del rústico. El tipo de belleza fue la virgen infecunda y enferma, enflaquecida por el ayuno; la religiosa, pálida y desmayada como el lirio que sostenían sus manos de cera, con los ojos lacrimosos, agrandados por el éxtasis y el dolor de ocultos cilicios. ...

En la línea 8441
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El astro pálido, pero sin embargo aún espléndido, se ponía en el horizonte empurpurando a la vez el cielo y el mar con bandas de fuego y arrojando sobre las tomes y l as viejas casas de la ciudad un último rayo de oro que hacía centellear los crista les como el reflejo de un incendio. ...

En la línea 8868
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Débil o fuerte -repetía Milady -, ese h ombre tiene un destello de piedad en su alma; de ese destelló haré yo un incendio que lo de vovará. ...

En la línea 6121
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ¡Oh, qué de cofias te diera, qué de escarpines de plata, qué de calzas de damasco, qué de herreruelos de holanda! ¡Qué de finísimas perlas, cada cual como una agalla, que, a no tener compañeras, Las solas fueran llamadas! No mires de tu Tarpeya este incendio que me abrasa, Nerón manchego del mundo, ni le avives con tu saña. ...

En la línea 1291
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... s habitantes de Chiloé aprovechan esta semana de buen tiempo extraordinario para quemar los montes; por todas partes se ven nubes de humo; pero aunque cuidan de prender fuego por varios puntos a la vez, no llegan a producir nunca un gran incendio ...

En la línea 1604
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Después de estos dos días de viaje desagradable no se ven sin mucha alegría las filas de álamos y sauces que crecen alrededor de la villa y del río de Luxán. poco antes de llegar a este punto observamos hacia el sur una nube densa de color rojo parduzco. principio creímos que sería humo de un incendio considerable en los llanos, pero no tardamos en ver que era una nube de langostas. dirigen hacia el norte e impelidas por la ligera brisa, nos alcanzan, porque avanzan de 10 a 15 millas por hora. principal cuerpo de ejército llenaba el aire en una altura desde 20 pies del suelo hasta 2 ó 3.000 pies; «el ruido de las alas parecía el de los carros de guerra entrechocando en el fragor de la pelea», o más bien el silbido del viento en las cuerdas de un buque ...

En la línea 3833
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Todas estas rutinas del pensamiento y de la acción fueron perturbadas por la mudanza de casa, que se efectuó en Diciembre del 74, y no hay que decir cuán gran sacrificio fue para doña Lupe este cambio. Era de esas personas que aborrecen lo desconocido y que se encariñan con el rincón en que viven. Mover los trastos era para ella algo semejante a incendio o demolición; pero no había más remedio que dar el salto del Norte al Sur de Madrid, pues teniendo Maximiliano que pasar la mayor parte del tiempo en la botica de Samaniego, era una falta de caridad hacerle recorrer dos veces al día los tres cuartos de legua que separan el barrio de Chamberí del de Lavapiés. Cargó, pues, la señora de Jáuregui con sus penates, y se instaló en un segundo de la calle del Ave-María. Habríale gustado vivir en la misma casa de la botica; pero no había allí ningún cuarto con papeles. Eligió un segundo de la finca inmediata, y sus balcones caían al lado de los de su amiga Casta Moreno, viuda de Samaniego. Los primeros días extrañaba la casa, teniéndola por peor que la otra; mas pronto hubo de reconocer que era mucho mejor, más espaciosa y bella, y en cuanto a los barrios, lo que la señora había perdido en tranquilidad ganábalo en animación. Poco a poco se fue adaptando a su nuevo domicilio, y cuando la sorprende de nuevo nuestro relato, sentada junto a la ventana y recapacitando, con la mano dentro de la media, en una fecha que debe caer allá por Marzo del 75, ya no se acordaba de la vivienda de Chamberí en que la conocimos. ...

En la línea 4436
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Entonces empieza a ver que las casas y el cielo se desvanecen, y Juan no está ya de capa sino con un gabán muy majo. Edificios y carros se van, y en su lugar ve Fortunata algo que conoce muy bien, la ropa de Maxi, colgada de una percha, la ropa suya en otra, con una cortina de percal por encima; luego ve la cama, va reconociendo pedazo a pedazo su alcoba; y la voz de doña Lupe ensordece la casa riñendo a Papitos porque, al aviar las lámparas, ha vertido casi todo el mineral… y gracias que es de día, que si es de noche y hay luz, incendio seguro. ...

En la línea 1250
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... ¡Cuántas veces sentado solo y solitario en uno de los bancos verdes de aquella plazuela vio el incendio del ocaso sobre un tejado y alguna vez destacarse sobre el oro en fuego del espléndido arrebol el contorno de un gato negro sobre la chimenea de una casa! Y en tanto, en otoño, llovían hojas amarillas, anchas hojas como de vid, a modo de manos momificadas, laminadas, sobre los jardincillos del centro con sus arriates y sus macetas de flores. Y jugaban los niños entre las hojas secas, jugaban acaso a recogerlas, sin darse cuenta del encendido ocaso. ...

En la línea 2361
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La rojiza claridad que nos guiaba iba aumentando e inflamaba el horizonte. Me intrigaba poderosamente la presencia de ese foco bajo las aguas. ¿Eran efluvios eléctricos lo que allí se manifestaba? ¿Me hallaba acaso ante un fenómeno natural aún desconocido para los sabios de la tierra? ¿O tal vez -pues reconozco que la idea atravesó mi cerebro -se debía aquella inflamación a la mano del hombre? ¿Era ésta la que atizaba el incendio? ¿Acaso iba a encontrar, bajo esas capas profundas, a companeros, amigos del capitán Nemo, protagonistas como él de esa extraña existencia, a los que éste iba a visitar? ¿Hallaría yo allí una colonia de exiliados que, cansados de las miserias de la tierra, habían buscado y hallado la independencia en lo más profundo del océano? Todas estas locas ideas, estas inadmisibles figuraciones, me asaltaban en tropel, y en esa disposición de ánimo, sobreexcitado sin cesar por la serie de maravillas que pasaban ante mis ojos, no hubiera encontrado sorprendente la existencia de una de esas ciudades submarinas que soñaba el capitán Nemo. ...

En la línea 1444
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... El camarero le trajo el té y los demás periódicos. Raskolnikof se sentó y empezó a leer los títulos… Izler… Izler… Los Aztecas… Izler… Bartola… Massimo… Los Aztecas… Izler. Ojeó los sucesos: un hombre que se había caído por una escalera, un comerciante ebrio que había muerto abrasado, un incendio en el barrio de las Arenas, otro incendio en el nuevo barrio de Petersburgo, otro en este mismo barrio… Izler… Izler… Massimo… ...

En la línea 4839
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Todos estos testimonios favorecieron en gran medida al acusado. La viuda de Zarnitzine, su antigua patrona y madre de la difunta prometida, acudió también a declarar y dijo que en la época en que vivía en las Cinco Esquinas, teniendo a Raskolnikof como huésped, una noche se había declarado un incendio en la casa vecina, y su pupilo, con peligro de perder la vida, había salvado a dos niños de las llamas, sufriendo algunas quemaduras. Esta declaración fue escrupulosamente comprobada mediante una encuesta: numerosos testigos certificaron su exactitud. En resumidas cuentas, que el tribunal, teniendo en consideración la declaración espontánea del culpable y sus buenos antecedentes, sólo lo condenó a ocho años de trabajos forzados (segunda categoría). ...

En la línea 4849
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pulqueria Alejandrovna bendijo de todo corazón el enlace de su hija con Rasumikhine, pero después de la boda aumentaron su tristeza y ensimismamiento. Para procurarle un rato agradable, Rasumikhine le explicó la generosa conducta de Rodia con el estudiante enfermo y su anciano padre, y también que había sufrido graves quemaduras por salvar a dos niños de un incendio. Estos dos relatos exaltaron en grado sumo el ya trastornado espíritu de Pulqueria Alejandrovna. Desde entonces no cesó de hablar de aquellos nobles actos. Incluso en la calle los refería a los transeúntes, en las tiendas, allí donde encontraba un auditor paciente empezaba a hablar de su hijo, del artículo que había publicado, de su piadosa conducta con el estudiante, del espíritu de sacrificio que había demostrado en un incendio, de las quemaduras que había recibido, etc. ...

En la línea 4849
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pulqueria Alejandrovna bendijo de todo corazón el enlace de su hija con Rasumikhine, pero después de la boda aumentaron su tristeza y ensimismamiento. Para procurarle un rato agradable, Rasumikhine le explicó la generosa conducta de Rodia con el estudiante enfermo y su anciano padre, y también que había sufrido graves quemaduras por salvar a dos niños de un incendio. Estos dos relatos exaltaron en grado sumo el ya trastornado espíritu de Pulqueria Alejandrovna. Desde entonces no cesó de hablar de aquellos nobles actos. Incluso en la calle los refería a los transeúntes, en las tiendas, allí donde encontraba un auditor paciente empezaba a hablar de su hijo, del artículo que había publicado, de su piadosa conducta con el estudiante, del espíritu de sacrificio que había demostrado en un incendio, de las quemaduras que había recibido, etc. ...


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Más información sobre la palabra Incendio en internet

Incendio en la RAE.
Incendio en Word Reference.
Incendio en la wikipedia.
Sinonimos de Incendio.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Incendio

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