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La palabra completamente
Cómo se escribe

la palabra completamente

La palabra Completamente ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Niebla de Miguel De Unamuno
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
La llamada de la selva de Jack London
Amnesia de Amado Nervo
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece completamente.

Estadisticas de la palabra completamente

Completamente es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 2034 según la RAE.

Completamente tienen una frecuencia media de 47.57 veces en cada libro en castellano

Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la completamente en 150 obras del castellano contandose 7231 apariciones en total.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Completamente

Cómo se escribe completamente o sompletamente?

Más información sobre la palabra Completamente en internet

Completamente en la RAE.
Completamente en Word Reference.
Completamente en la wikipedia.
Sinonimos de Completamente.

Algunas Frases de libros en las que aparece completamente

La palabra completamente puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 73
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Ya era de día completamente. ...

En la línea 183
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Dos o tres ventanillas completamente abiertas y martirizadas por los vendavales, pendían de un solo gozne e iban a caer de un momento a otro, apenas soplase una ruda ventolera. ...

En la línea 265
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y completamente solo, ocultando a la familia su situación, teniendo que sonreír cuando estaba entre su mujer y sus hijas, las cuales le recomendaban que no se esforzase tanto, el pobre Barret se entreizó a la más disparatada locura del trabajo. ...

En la línea 2260
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Estaba solo, en medio de la vega, completamente desarmado; su escopeta, falta de cartuchos, no era ya mas que una débil maza. ...

En la línea 544
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Era una pieza estrecha y larga, que aún parecía más grande por lo denso de la atmósfera y la escasez de luz. En el fondo estaba el hogar, en el que ardía una lumbre de boñiga seca, despidiendo un olor infecto. Un candil marcaba su llama como una lágrima roja y titilante en este ambiente nebuloso. El resto de la pieza, completamente a oscuras, tenía en sus tinieblas palpitaciones de vida. Adivinábase la presencia de una muchedumbre bajo la mortaja de sombras. ...

En la línea 1025
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La _Marquesita_, completamente ebria, insistía en sus insultos con la ferocidad de la mujer despreciada, pero sin separarse de él. ...

En la línea 1141
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pero la gitana sólo contestaba con estertores roncos, sin abrir apenas los ojos, mostrando por entre los párpados inmóviles las córneas de un color de vidrio empañado. En uno de sus estremecimientos sacó de la envoltura de harapos un pie descarnado y pequeño, completamente negro. ...

En la línea 1203
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y Salvatierra, como si olvidase la presencia del gitano y hablara para él mismo, recordó su arrogante salida del presidio, desafiando de nuevo las persecuciones, y su reciente viaje a Cádiz para ver un rincón de tierra, junto a una tapia, entre cruces y lápidas de mármol. ¿Y era aquello todo lo que quedaba del ser que había llenado su pensamiento? ¿Sólo restaba de mamá, de la viejecita bondadosa y dulce como las santas mujeres de las religiones, aquel cuadro de tierra fresca y removida y las margaritas silvestres que nacían en sus bordes? ¿Se había perdido para siempre la llama dulce de sus ojos, el eco de su voz acariciadora, rajada por la vejez, que llamaba con ceceos infantiles a Fernando, a su «querido Fernando»? --_Alcaparrón_, tú no puedes entenderme--continuó Salvatierra con voz temblorosa.--Tal vez es una fortuna para ti esa alma simple que te permite en los dolores y en las alegrías ser ligero y mudable como un pájaro. Pero óyeme, aunque no me entiendas. Yo no reniego de lo que he aprendido: yo no dudo de lo que sé. Mentira es la otra vida, ilusión orgullosa del egoísmo humano; mentira también los cielos de las religiones. Hablan éstas a las gentes en nombre de un espiritualismo poético, y su vida eterna, su resurrección de los cuerpos, sus placeres y castigos de ultra-tumba, son de un materialismo que da náuseas. No existe para nosotros otra vida que la presente; pero ¡ay! ante la sábana de tierra que cubre a mamá, sentí por primera vez flaquear mis convicciones. Acabamos al morir; pero algo resta de nosotros junto a los que nos suceden en la tierra; algo que no es sólo el átomo que nutre nuevas vidas; algo impalpable e indefinido, sello personal de nuestra existencia. Somos como los peces en el mar; ¿me entiendes, _Alcaparrón_? Los peces viven en la misma agua en que se disolvieron sus abuelos y en la que laten los gérmenes de sus sucesores. Nuestra agua es el ambiente en que existimos: el espacio y la tierra: vivimos rodeados de los que fueron y de los que serán. Y yo, _Alcaparrón_ amigo, cuando siento ganas de llorar recordando la nada de aquél montón de tierra, la triste insignificancia de las florecillas que lo rodean, pienso en que no está allí mamá completamente, que algo se ha escapado, que circula al través de la vida, que me tropieza atraído por una simpatía misteriosa, y me acompaña envolviéndome en una caricia tan suave como un beso... ...

En la línea 92
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Pues bien, es muy justo - y girando sobre sus talones se dispuso a entrar de nuevo en la hostería por la puerta principal, bajo la que D'Artagnan, al llegar, había observado un caballo completamente ensillado. ...

En la línea 110
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Sí, completamente sano y salvo, mi querido hostelero, y soy yo quien os prequnta qué ha pasado con nuestro joven. ...

En la línea 142
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¿No se me ha obedecido?-Claro que sí, y como vuestra excelencia ha podido ver, su caba llo está en la entrada principal, completamente aparejado para partir. ...

En la línea 161
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Pero esta belleza le sorprendió tanto más cuanto que era completamente extraña a las comarcas meridiona les que D'Artagnan había habitado hasta entonces. ...

En la línea 166
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En la mañana del 26 de julio de 1881, el matrimonio se fué a Lowestoft a sus asuntos, dejando a Borrow completamente solo; mucho les rogó que no se fueran, porque se sentía morir; pero le dijeron que ya otras veces había expresado igual temor sin fundamento alguno. ...

En la línea 338
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Estas calles son completamente llanas y están bien pavimentadas, en lo cual se diferencian de todas las demás de Lisboa. ...

En la línea 883
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La travesía fué el reverso de la primera—completamente segura, pero tan lenta y fatigosa, que cien veces deseé verme de nuevo bajo la conducta de aquel marinerillo bárbaro, galopando sobre las olas hirvientes impelidas por el huracán. ...

En la línea 1211
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Todo ello es una pura estafa; el burro vuelve a su dueño y la cuadrilla se reparte la ganancia; es una infamia que se evitaría, a mi parecer, con sólo prohibir hablar el _caló_; porque, ¿qué otra cosa sino las palabras en _caló_ dichas a su oído, pudo inducir al jumento a portarse de tan inconcebible manera?» Ambos parecían completamente convencidos de la exactitud de esta conclusión, y continuaron fumando hasta consumir los cigarros; entonces se levantaron, se atusaron las patillas, nos miraron con fiero desden, y arrojando al suelo las puntas de los cigarros, salieron de la habitación a paso largo. ...

En la línea 88
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Consagré casi exclusivamente a los animales invertebrados las pocas observaciones que pude hacer. La existencia de gusanos del género Planaria, que habitan en la tierra seca, me interesó mucho. Estos animales tienen una estructura tan sencilla, que Cuvier los ha clasificado entre los vermes intestinales, aun cuando nunca se les encuentra en el cuerpo de otros animales. Numerosas especies de este género viven en el agua salada y en el agua dulce; pero aquéllos de los cuales hablo se encuentran hasta en las partes más secas del bosque, debajo de los troncos podridos, de los cuales parecen alimentarse. Por su aspecto general, estos animales se parecen a unos pequeños limacos, pero con proporciones mucho menores; varias especies tienen rayas longitudinales de color brillante. Su conformación es muy sencilla: hacia la mitad de la superficie inferior de su cuerpo o de la parte por donde se arrastran, hay dos pequeñas aberturas transversales; por la abertura anterior puede salir una trompa en forma de embudo y muy irritable. Este órgano conserva su vitalidad durante algunos instantes después de estar completamente muerto el resto del cuerpo del animal, ya se le haya matado sumergiéndole en agua salada, ya por cualquier otro medio. ...

En la línea 136
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El paisaje es muy poco interesante: apenas se ve una casa, un cercado o hasta un árbol que lo alegre un poco. Sin embargo, cuando se ha estado metido en un barco algún tiempo, se siente cierto placer en pasearse aun por llanuras de césped cuyos límites no pueden percibirse. Aparte de eso, si la vista siempre es la misma, muchos objetos particulares tienen suma belleza. La mayor parte de las avecillas poseen brillantes colores; el admirable césped verde, ramoneado muy al rape por las reses, está adornado por pequeñas flores, entre las cuales hay una que se parece a la margarita y os recuerda una antigua amiga. ¿Qué diría una florista al ver llanuras enteras tan completamente cubiertas por la verbena melindres, que aun a gran distancia presentan admirables matices de escarlata? Diez semanas permanecí en Maldonado, y durante ese tiempo pude proporcionarme una colección casi completa de los animales mamíferos, aves y reptiles de la comarca. ...

En la línea 163
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El orden de los roedores cuenta aquí con especies numerosas; me proporcioné ocho especies de ratones4. El roedor más grande que hay en el mundo, el Hidrochoerus capybara (cerdo de agua), es muy común en este país. En Montevideo maté uno que pesaba 98 libras; desde la punta del hocico hasta la cola medía tres pies y dos pulgadas de longitud; su circunferencia era de tres pies y ocho pulgadas. Estos grandes roedores frecuentan algunas veces las islas en la desembocadura del Plata, donde el agua es completamente salada; pero abundan mucho más en las márgenes de los ríos y de los lagos de agua dulce. Cerca de Maldonado suelen vivir tres o cuatro juntos. Durante el día están tendidos entre las plantas acuáticas o van tranquilamente a pacer la hierba de la llanura5. Vistos desde cierta distancia, su paso y su color les hace parecerse a los cerdos; pero cuando están sentados, vigilando con atención todo lo que pasa, vuelven a adquirir el aspecto de sus congéneres los cavias y los conejos. La gran longitud de su maxilar le da una apariencia cómica cuando se les ve de frente o de perfil. En Maldonado son casi mansos; andando con precaución, pude acercarme a una distancia de tres metros a cuatro de estos animales. Puede explicarse esta casi domesticidad por el hecho de que el jaguar ha desaparecido por completo de este país desde hace algunos años, y el gaucho no piensa que ese animal sea digno de ser cazado. Conforme iba acercándome a los cuatro individuos, de los cuales acabo de hablar, dejaban oír el ruido que les caracteriza, una especie de gruñido sordo y abrupto; no puede decirse que sea un sonido, sino más bien una expulsión brusca del aire que tienen en los pulmones; no conozco sino un solo ruido análogo a ese gruñido, y es el primer ladrido ronco de un perro grande. Después de habernos mirado mutuamente por espacio de algunos minutos, pues me examinaban ellos con tanta atención como podía yo examinarlos, tiráronse todos al agua con el mayor ímpetu, dejando oír su gruñido. Después de zambullirse durante algún tiempo volvieron a la superficie, pero sin sacar más que la parte superior de la cabeza. Cuando la hembra va a nado dícese que sus hijuelos se sientan en el lomo de la madre. Fácilmente se podría 4 En junio hallé 27 especies de ratones en la América del sur, donde aún se conocen 13 más, según las obras de Azara y de otros autores. Mister Waterhouse ha descrito y dado nombre, en las reuniones de la Sociedad Zoológica, a las especies que traje. Aprovecho esta ocasión para mostrar mi agradecimiento a Mr. Waterhouse y a los demás sabios miembros de esta Sociedad por la benévola ayuda que se han dignado concederme en todas ocasiones. ...

En la línea 167
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Estos animales minan tan completamente espacios grandísimos, que al pasar por encima de sus galerías los caballos, se hunden a menudo hasta los corvejones. Hasta cierto punto, los tucutucos parecen vivir en sociedad; el hombre que me dio mis ejemplares había cogido seis de un golpe, y me dijo que era cosa harto común el coger a muchos juntos. ...

En la línea 1694
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Estaba sola, completamente sola; ¿qué iba a ser de ella? Los amigos del filósofo no le sirvieron de nada. ...

En la línea 3214
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ella no había sido ni mala ni buena, sino como todas las que no son completamente malas, pero tenía la virtud de la más amplia tolerancia. ...

En la línea 3745
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La dama, completamente tranquila, sonriente, se metió un terrón de azúcar en la boca. ...

En la línea 3891
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Esto era completamente nuevo. ...

En la línea 117
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Cuando su sobrino le habló de la viuda de Pineda, dueña de una villa muy elegante en el camino de Montecarlo, gran dama que deseaba conocerlo por lo mucho que había oído hablar de él, tosió el canónigo con cierta malicia, queriendo dar a entender que no le era completamente ignorada dicha señora. ...

En la línea 183
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Paolo Baglioni soberano de Perusa, viviendo maritalmente con su hermana, recibía en el lecho a una diputación de notables de la ciudad, y éstos no sabían qué cara poner ni en qué actitud mantenerse viendo al príncipe acostado junto a su hermana completamente desnuda, y acariciando sus pechos mientras oía la arenga del orador de la comisión. ...

En la línea 319
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La escuadra del Papa había dejado pasar semanas y meses sin hacer nada positivo contra sus adversarios. El cardenal-almirante Scarampo se veía mal recibido en las islas griegas. Sus habitantes, convencidos de la victoria final» dé los turcos, no querían comprometerse prestando ayuda a las naves papales. Al fin, Scarampo encontraba una flota turca cerca de Mitilene, batiéndola completamente y apoderándose por abordaje de veinticinco de sus buques. ...

En la línea 406
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Bostezaba en medio de un aburrimiento color de rosa, contando cada mañana al despertar, con anticipado cansancio, todas las fiestas, siempre idénticas, a las que tendría que asistir, siguiendo a Rosaura. Además, ¡ aquellas gentes felices y aburridas le mismo que él, considerándolo como un semejante suyo, sin sospechar que pudiese sentir aspiraciones superiores a la de sus hartazgos materiales!… Y así continuaría, sin saber hasta cuándo esclavo de un amor que le habla dado cumplidas todas sus ilusiones y empezaba a pesarle con la gravitación abrumadora de todo lo que no puede ya reservarnos la sorpresa de un mañana completamente nuevo. ...

En la línea 91
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La noche había cerrado ya completamente, y Gillespie tuvo que desistir a la media hora de continuar esta marcha sin rumbo determinado. No se veía una luz ni el menor vestigio de habitación humana. Tampoco llegó a descubrir la existencia de animales bajo la maleza, en la que se hundía a veces hasta la cintura. ...

En la línea 92
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Quiso volver atrás, convencido de la inutilidad de su exploración. Prefería pasar la noche en el bote, por ofrecerle mayores comodidades para su sueno que esta tierra desconocida. Pero al poco tiempo de marchar en varias direcciones se dio cuenta de que estaba completamente desorientado. Aquel mar tranquilo como una laguna, sin rompientes y sin olas, no podía guiarle con el ruido de sus aguas al chocar contra la orilla. ...

En la línea 108
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Y como si hubiese perdido toda curiosidad, fue sumiéndose en el sueño… . Pero antes de dormirse completamente sintió un pinchazo en una muñeca, algo semejante a la mordedura de un colmillo único, una incisión que pareció llegar hasta el torrente de su sangre. ...

En la línea 125
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mientras permanecía inmóvil fue examinando lo que le rodeaba. La muchedumbre era cada vez más numerosa en torno de su cuerpo y en las profundidades del bosque. El zumbido de sus palabras y sus gritos iba en aumento. Se presentía la llegada incesante de nuevos grupos. Por entre los cuatro aeroplanos inmóviles al extremo de sus cables volaban otros completamente libres, que se complacían en pasar y repasar sobre la nariz del prisionero. Eran dragones rojos y verdes, serpientes de enroscada cola, peces de lomo redondo, todos con alas, con escamas de diversos colores y con ojos enormes. Gillespie adivinó que eran las luciérnagas que en la noche anterior lanzaban mangas de luz por sus faros, ahora extinguidos. ...

En la línea 267
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Jacinta estaba contenta, y su marido también, a pesar de la melancolía llorona del paisaje; pero como había otros viajeros en el vagón, los recién casados no podían entretener el tiempo con sus besuqueos y tonterías de amor. Al llegar, los dos se reían de la formalidad con que habían hecho aquel viaje, pues la presencia de personas extrañas no les dejó ponerse babosos. En Barcelona estuvo Jacinta muy distraída con la animación y el fecundo bullicio de aquella gran colmena de hombres. Pasaron ratos muy dichosos visitando las soberbias fábricas de Batlló y de Sert, y admirando sin cesar, de taller en taller, las maravillosas armas que ha discurrido el hombre para someter a la Naturaleza. Durante tres días, la historia aquella del huevo crudo, la mujer seducida y la familia de insensatos que se amansaban con orgías, quedó completamente olvidada o perdida en un laberinto de máquinas ruidosas y ahumadas, o en el triquitraque de los telares. Los de Jacquard con sus incomprensibles juegos de cartones agujereados tenían ocupada y suspensa la imaginación de Jacinta, que veía aquel prodigio y no lo quería creer. ¡Cosa estupenda! «Está una viendo las cosas todos los días, y no piensa en cómo se hacen, ni se le ocurre averiguarlo. Somos tan torpes, que al ver una oveja no pensamos que en ella están nuestros gabanes. ¿Y quién ha de decir que las chambras y enaguas han salido de un árbol? ¡Toma, el algodón! ¿Pues y los tintes? El carmín ha sido un bichito, y el negro una naranja agria, y los verdes y azules carbón de piedra. Pero lo más raro de todo es que cuando vemos un burro, lo que menos pensamos es que de él salen los tambores. ¿Pues, y eso de que las cerillas se saquen de los huesos, y que el sonido del violín lo produzca la cola del caballo pasando por las tripas de la cabra?». ...

En la línea 281
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Jacinta no tenía ninguna especie de erudición. Había leído muy pocos libros. Era completamente ignorante en cuestiones de geografía artística; y sin embargo, apreciaba la poesía de aquella región costera mediterránea que se desarrolló ante sus ojos al ir de Barcelona a Valencia. Los pueblecitos marinos desfilaban a la izquierda de la vía, colocados entre el mar azul y una vegetación espléndida. A trozos, el paisaje azuleaba con la plateada hoja de los olivos; más allá las viñas lo alegraban con la verde gala del pámpano. La vela triangular de las embarcaciones, las casitas bajas y blancas, la ausencia de tejados puntiagudos y el predominio de la línea horizontal en las construcciones, traían al pensamiento de Santa Cruz ideas de arte y naturaleza helénica. Siguiendo las rutinas a que se dan los que han leído algunos libros, habló también de Constantino, de Grecia, de las barras de Aragón y de los pececillos que las tenían pintadas en el lomo. Era de cajón sacar a relucir las colonias fenicias, cosa de que Jacinta no entendía palotada, ni le hacía falta. Después vinieron Prócida y las Vísperas Sicilianas, D. Jaime de Aragón, Roger de Flor y el Imperio de Oriente, el duque de Osuna y Nápoles, Venecia y el marqués de Bedmar, Massanielo, los Borgias, Lepanto, D. Juan de Austria, las galeras y los piratas, Cervantes y los padres de la Merced. ...

En la línea 674
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¿Y no bebe usted? —Media copita nada más… El vino no me hace provecho; pero muy agradecido, muy agradecido… —y a medida que iba comiendo, le bailaban más el párpado y el músculo, que parecían ya completamente declarados en huelga. Notábase en sus brazos y cuerpo estremecimientos muy bruscos, como si le estuvieran haciendo cosquillas. ...

En la línea 705
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Al llegar a este grado de su lastimoso acceso, el infeliz Ido ya no tenía atadero. Gesticulaba en medio de la habitación, iba de un lado para otro, parábase delante de los esposos sin ninguna muestra de respeto, daba rápidas vueltas sobre un tacón y tenía todas las trazas de un hombre completamente irresponsable de lo que dice y hace. El criado estaba en la puerta riendo, esperando que sus amos le mandasen poner a aquel adefesio en la calle. Por fin, Juan hizo una seña a Blas; y a su mujer le dijo por lo bajo: «dale un par de duros». Dejose conducir hasta la puerta el pobre D. José sin decir una palabra, ni despedirse. Blas le puso en la cabeza el primogénito de todos los claques, en una mano las mugrientas carteras, en otra los dos duros que para el caso le dio la señorita; la puerta se cerró y oyose el pesado, inseguro paso del hombre eléctrico por las escaleras abajo. ...

En la línea 926
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Y aquí estarás tranquilo. Nadie hallará tu refugio para abrumarte con súplicas de que vuelvas a esa vida vana y vacía de que Dios te ha movido a apartarte. Aquí rezaras, aquí estudiarás el Libro, aquí meditarás acerca de las locuras y desengaños de este mundo y sobre las sublimidades del mundo venidero. Te alimentaras de mendrugos y de hierbas y te azotarás a diario para purificar tu alma. Llevarás una camisa de estameña junto a la piel, beberás sólo agua, y estarás tranquilo. Sí, completamente tranquilo, porque los que vengan en tu busca, se irán decepcionados; no te encontrarán, no te molestarán. ...

En la línea 1400
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Ahora empezó un movimiento de las brillantes partículas de aquel grupo oficial, que fue lento, apenas perceptible, y, sin embargo, tenaz y persistente; un movimiento tal como el que se observa en un caleidoscopio que se hage girar lentamente, con lo cual los componentes de un espléndido grupo se disgregan y se unen con otros; un movimiento que, poco a poco, en el caso presente, disolvió el reluciente gentío que se hallaba cerca de Tom Canty, y lo agrupó de nuevo en las inmediaciones del recién llegado. Tom Canty se quedó casi solo. Ahora siguió un breve momento de profundo suspenso y espera, durante el cual incluso los pusilánimes que aún permanecían cerca de Tom Canty fueron gradualmente haciendo suficiente acopio de valor para escurrirse, uno por uno, hacia el lado de la mayoría. Así que al fin Tom Canty, con su atavío real y sus joyas, quedó completamente solo y aislado del mundo, figura conspicua ocupando un elocuente vacío. ...

En la línea 1403
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... No se aparta una turba de la presencia de un apestado con más prisa que la partida de pálidos y aterrados cortesanos se apartó del lado del andrajoso pequeño pretendiente a la corona. En un momento se quedó completamente solo, sin un amigo o partidario, blanco en el que se concentraba un fuego graneado de miradas burlonas y airadas. El Lord Protector gritó furioso: ...

En la línea 1475
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Miles Hendon estaba completamente aturdido. Allí estaba sentado el joven rey, bajo un majestuoso dosel, a cinco pasos de distancia, con la cabeza inclinada hacia un lado, hablando con una especie de ave del paraíso humana, tal vez un duque; Hendon se dijo que ya era bastante duro verse sentenciado a muerte en plena flor de la vida, sin que se sumara a ello esta singular humillación pública. Deseaba que el rey se apresurase, pues algunas de las vistosas gentes que estaban cerca se tornaban ya bastante ofensivas. En aquel momento, el rey levantó ligeramente la cabeza, y Hendon pudo ver su cara con claridad. La visión casi le quitó el aliento. Quedóse mirando el hermoso y joven rostro como traspasado, y de pronto exclamó: ...

En la línea 1008
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Yo te quiero mucho, pero mucho, estoy completamente chalado por ti, pero eso del matrimonio me asusta, me da un miedo atroz. Yo nací haragán por temperamento, no te lo niego; lo que más me molesta es tener que trabajar, y preveo que si nos casamos, y como supongo que tú querrás que tengamos hijos… ...

En la línea 1059
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¡Valiente carcamal se lleva la que haya cargado con él! –Pero lo estupendo es su manera de casarse. Entérate y vé tomando notas. Ya sabrás que don Eloíno Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, a pesar de sus apellidos, apenas si tiene sobre qué caerse muerto ni más que su sueldo en Hacienda, y que está, además, completamente averiado de salud. ...

En la línea 389
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Había que descartar ya completamente toda esperanza de ser salvados por el comandante Farragut, pues íbamos hacia el Oeste y a una velocidad que, aunque relativamente moderada, yo estimaba no inferior a unas doce millas por hora. La hélice batía el agua con una regularidad matemática, y a veces emergía lanzando una espuma fosforescente a gran altura. ...

En la línea 464
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Ignoro cuál pudo ser la duración del sueño, pero debió ser larga, pues nos libró completamente del cansancio acumulado. Yo me desperté el primero. Mis compañeros no se habían movido todavía y permanecían tendidos en su rincón como masas inertes. ...

En la línea 716
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Son emanaciones de gas producidas por el empleo del sodio. Pero se trata tan sólo de un ligero inconveniente. Además, todas las mañanas purificamos el barco ventilándolo completamente. ...

En la línea 1201
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Dicho esto, el capitán Nemo, seguido de su segundo, se introdujo en el interior del Nautilus. Éste permanecía completamente inmóvil, como si los pólipos coralíferos lo hubiesen enquistado ya en su indestructible cemento. ...

En la línea 452
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Pero fingí no haberle oído. Vi que al lado de la casa había una gran fábrica de cerveza, completamente abandonada, al parecer, desde hacía mucho tiempo. ...

En la línea 489
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Eso era muy desagradable y yo estaba algo asustado. Pero como no tenía más recurso que llamar a la puerta, lo hice, y entonces oí una voz que me ordenaba entrar. Por consiguiente, obedecí, encontrándome en una habitación bastante grande y muy bien alumbrada con velas de cera. Allí no llegaba el menor rayo de luz diurna. A juzgar por el mobiliario, podía creerse que era un tocador, aunque había muebles y utensilios de formas y usos completamente desconocidos para mí. Pero lo más importante de todo era una mesa cubierta con un paño y coronada por un espejo de marco dorado, en lo cual reconocí que era una mesa propia de un tocador y de una dama refinada. ...

En la línea 568
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Si el miedo de no ser comprendido está oculto en el pecho de otros muchachos en el mismo grado que en mí - cosa probable, pues no tengo razón ninguna para considerarme un fenómeno -, eso explicaría muchas extrañas reservas. Yo estaba convencido de que si describía a la señorita Havisham según la habían visto mis ojos, no sería comprendido en manera alguna; y aunque ella era, para mí, completamente incomprensible, sentía la impresión de que cometería algo así como una traición si ante los ojos de la señora Joe ponía de manifiesto cómo era en realidad (y esto sin hablar para nada de la señorita Estella). Por consiguiente, dije tan poco como me fue posible, y eso me valió un nuevo empujón contra la pared de la cocina. ...

En la línea 859
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Nada importa para mi objeto que una puerta que había en la pared del jardín y por la que me subí el primer día para mirar al otro lado estuviera aquel día abierta o cerrada. Basta decir que no la vi siquiera y que ahora la descubrí. Y como estaba abierta y yo sabía que Estella había acompañado a las visitas hasta la calle - porque volvió llevando las llaves en la mano -, me aventuré a entrar en el jardín y lo recorrí por entero. Era completamente silvestre y divisé algunas cáscaras de melón y de pepinos que parecían, en su estado de desecación, haber fructificado espontáneamente, aunque sin vigor, para producir débiles tentativas de viejos sombreros y de botas, con algunos renuevos, de vez en cuando, en forma de cacharros estropeados. ...

En la línea 167
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Al día siguiente se despertó tarde, después de un sueño intranquilo que no le había procurado descanso alguno. Se despertó de pésimo humor y paseó por su buhardilla una mirada hostil. La habitación no tenía más de seis pasos de largo y ofrecía el aspecto más miserable, con su papel amarillo y polvoriento, despegado a trozos, y tan baja de techo, que un hombre que rebasara sólo en unos centímetros la estatura media no habría estado allí a sus anchas, pues le habría cohibido el temor de dar con la cabeza en el techo. Los muebles estaban en armonía con el local. Consistían en tres sillas viejas, más o menos cojas; una mesa pintada, que estaba en un rincón y sobre la cual se veían, como tirados, algunos cuadernos y libros tan cubiertos de polvo que bastaba verlos para deducir que no los habían tocado hacía mucho tiempo, y, en fin, un largo y extraño diván que ocupaba casi toda la longitud y la mitad de la anchura de la pieza y que estaba tapizado de una indiana hecha jirones. Éste era el lecho de Raskolnikof, que solía acostarse completamente vestido y sin más mantas que su vieja capa de estudiante. Como almohada utilizaba un pequeño cojín, bajo el cual colocaba, para hacerlo un poco más alto, toda su ropa blanca, tanto la limpia como la sucia. Ante el diván había una mesita. ...

En la línea 233
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Ahora te voy a decir una cosa, mi querido Rodia. A mí me parece, por ciertas razones (que desde luego no tienen nada que ver con el carácter de Piotr Petrovitch y que tal vez son solamente caprichos de vieja), a mí me parece, repito, que lo mejor sería que, después del casamiento, yo siguiera viviendo sola en vez de instalarme en casa de ellos. Estoy completamente segura de que él tendrá la generosidad y la delicadeza de invitarme a no vivir separada de mi hija, y sé muy bien que, si todavía no ha dicho nada, es porque lo considera natural; pero yo no aceptaré. He observado en más de una ocasión que los yernos no suelen tener cariño a sus suegras, y yo no sólo no quiero ser una carga para nadie, sino que deseo vivir completamente libre mientras me queden algunos recursos y tenga hijos como Dunetchka y tú. ...

En la línea 233
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Ahora te voy a decir una cosa, mi querido Rodia. A mí me parece, por ciertas razones (que desde luego no tienen nada que ver con el carácter de Piotr Petrovitch y que tal vez son solamente caprichos de vieja), a mí me parece, repito, que lo mejor sería que, después del casamiento, yo siguiera viviendo sola en vez de instalarme en casa de ellos. Estoy completamente segura de que él tendrá la generosidad y la delicadeza de invitarme a no vivir separada de mi hija, y sé muy bien que, si todavía no ha dicho nada, es porque lo considera natural; pero yo no aceptaré. He observado en más de una ocasión que los yernos no suelen tener cariño a sus suegras, y yo no sólo no quiero ser una carga para nadie, sino que deseo vivir completamente libre mientras me queden algunos recursos y tenga hijos como Dunetchka y tú. ...

En la línea 234
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Procuraré vivir cerca de vosotros, pues aún tengo que decirte lo más agradable, Rodia. Precisamente por serlo lo he dejado para el final de la carta. Has de saber, querido hijo, que seguramente nos volveremos a reunir los tres muy pronto, y podremos abrazarnos tras una separación de tres años. Está completamente decidido que Dunia y yo nos traslademos a Petersburgo. No puedo decirte la fecha exacta de nuestra salida, pero puedo asegurarte que está muy próxima: tal vez no tardemos más de ocho días en partir. Todo depende de Piotr Petrovitch, que nos avisará cuando tenga casa. Por ciertas razones, desea que la boda se celebre cuanto antes, lo más tarde antes de la cuaresma de la Asunción. ...

En la línea 348
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Ignoro si la baronesa de Wurmenheim tendrá en cuenta este hecho cuando le presente mis excusas —pues tengo intención de hacerlo—. Creo que no, tanto más cuanto que, según tengo entendido, se está ya abusando de esta circunstancia en el mundo jurídico; en los procesos criminales los abogados han justificado frecuentemente a sus clientes alegando su inconsciencia en el momento del crimen, que constituye, según ellos, como una enfermedad. “Ha matado y no se acuerda ya de nada. “ Y figúrese usted, general, que la Medicina les da la razón… Afirma, en efecto, que existe una demencia temporal durante la cual el individuo pierde, si no completamente, al menos casi completamente la memoria. Pero el barón y la baronesa son gentes de la vieja generación, y además, junkers prusianos. Ignoran, por consiguiente, este progreso de la Medicina legal. Y, por lo tanto, no admitirán mis explicaciones. ¿Qué opina usted, general? ...

En la línea 348
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Ignoro si la baronesa de Wurmenheim tendrá en cuenta este hecho cuando le presente mis excusas —pues tengo intención de hacerlo—. Creo que no, tanto más cuanto que, según tengo entendido, se está ya abusando de esta circunstancia en el mundo jurídico; en los procesos criminales los abogados han justificado frecuentemente a sus clientes alegando su inconsciencia en el momento del crimen, que constituye, según ellos, como una enfermedad. “Ha matado y no se acuerda ya de nada. “ Y figúrese usted, general, que la Medicina les da la razón… Afirma, en efecto, que existe una demencia temporal durante la cual el individuo pierde, si no completamente, al menos casi completamente la memoria. Pero el barón y la baronesa son gentes de la vieja generación, y además, junkers prusianos. Ignoran, por consiguiente, este progreso de la Medicina legal. Y, por lo tanto, no admitirán mis explicaciones. ¿Qué opina usted, general? ...

En la línea 353
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —General, este asunto no puede quedar así. Lamento mucho que usted haya sufrido molestias por parte del barón, pero, excúseme, la culpa es toda suya. ¿Cómo ha podido usted encargarse de responder al barón en mi lugar y en mi nombre? ¿Qué significa esa expresión de que yo pertenezco a su casa? Soy, sencillamente, un preceptor en su casa y nada más. No soy su hijo ni estoy bajo su tutela, y usted no puede responder de mis actos. Puedo obrar con plena capacidad legal. Tengo veinticinco años, soy gentilhombre, licenciado y completamente ajeno a usted. Sólo el profundo respeto hacia sus méritos me retiene para preguntarle con qué razón se ha arrogado el derecho de preguntarle en mí nombre ante ese alemán… ...

En la línea 358
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —General —le contesté, con una flema que debió parecerle insoportable—. No se puede detener a nadie por escándalo antes de que lo haya dado. No he tenido todavía ninguna explicación con el barón y usted ignora completamente de qué manera intento liquidar el asunto. Deseo solamente dilucidar la suposición, ofensiva para mí, de que me hallo bajo tutela, que una persona tenga autoridad sobre mi libre albedrío. No tiene usted razón para alarmarse ni preocuparse de ese modo. ...

En la línea 285
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Un antiguo carcelero de la prisión recuerda aún perfectamente a este desgraciado, cuya cadena se remachó en la extremidad del patio. Estaba sentado en el suelo como todos los demás. Parecía que no comprendía nada de su posición sino que era horrible. Pero es probable que descubriese, a través de las vagas ideas de un hombre completamente ignorante, que había en su pena algo excesivo. Mientras que a grandes martillazos remachaban detrás de él la bala de su cadena, lloraba; las lágrimas lo ahogaban, le impedían hablar, y solamente de rato en rato exclamaba: 'Yo era podador en Faverolles'. Después sollozando y alzando su mano derecha, y bajándola gradualmente siete veces, como si tocase sucesivamente siete cabezas a desigual altura, quería indicar que lo que había hecho fue para alimentar a siete criaturas. ...

En la línea 307
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... ¿Puede la naturaleza humana transformarse así completamente? Al hombre, creado bueno por Dios, ¿puede hacerlo malo el hombre? ¿Puede el destino modificar el alma completamente, y hacerla mala porque es malo el destino? ¿No hay en toda alma humana, no había en el alma de Jean Valjean en particular, una primera chispa, un elemento divino, incorruptible en este mundo, inmortal en el otro, que el bien puede desarrollar, encender, purificar, hacer brillar esplendorosamente, y que el mal no puede nunca apagar del todo? ...

En la línea 307
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... ¿Puede la naturaleza humana transformarse así completamente? Al hombre, creado bueno por Dios, ¿puede hacerlo malo el hombre? ¿Puede el destino modificar el alma completamente, y hacerla mala porque es malo el destino? ¿No hay en toda alma humana, no había en el alma de Jean Valjean en particular, una primera chispa, un elemento divino, incorruptible en este mundo, inmortal en el otro, que el bien puede desarrollar, encender, purificar, hacer brillar esplendorosamente, y que el mal no puede nunca apagar del todo? ...

En la línea 357
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Permaneció inmóvil, sin atreverse a hacer ningún movimiento. Pasaron algunos minutos. La puerta se había abierto completamente. Se atrevió a entrar en el cuarto; el ruido del gozne mohoso no había despertado a nadie. ...

En la línea 69
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Tres huskies más fueron incorporados al tiro en menos de una hora, completando así un total de nueve, y antes de que hubieran transcurrido otros quince minutos estaban todos sujetos al trineo y avanzaban con buen ritmo hacia el cañón de Dyea. Buck estaba contento de haber salido y descubrió que, aunque la tarea era dura, no le resultaba particularmente desagradable. Le sorprendió el entusiasmo contagioso de todo el equipo, pero más todavía le sorprendió el cambio que se había operado en Dave y en Sol-leks. Eran otros perros, completamente transformados por el arnés. La pasividad y la indiferencia los habían abandonado. Estaban alerta y activos, ansiosos de que el trabajo fuera bien y terriblemente irritables ante cualquier circunstancia que, por originar demoras o desconcierto, retrasase la marcha. El trabajoso avance era para ellos la suprema realización individual, el exclusivo fin de su existencia y lo único que les proporcionaba placer. ...

En la línea 253
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Más tarde, en otoño de aquel año, salvó la vida de John Thornton de una forma completamente distinta. Los tres socios estaban conduciendo una larga y angosta canoa por un difícil tramo de rápidos del Forty Mile. Hans y Pete se desplazaban por la orilla manteniéndola controlada con una cuerda de cáñamo que amarraban a un árbol y después a otro, mientras Thornton, que estaba en la embarcación, dirigía el descenso con la ayuda de una pértiga y gritando instrucciones a los socios. Buck, desde la orilla, ansioso y preocupado, se mantenía a la misma altura que la canoa sin perder de vista a su amo. ...

En la línea 72
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Pero, lo repetimos: caemos aquí en un abismo de complejidad. Parece algunas veces que una amnesia parcial ocasiona en el sujeto la desaparición de todo un periodo de su existencia, y, lo que hay de más admirable es que nada, fuera de esto, indica en el paciente trastorno alguno. Así una persona instruida y bien educada, va a caer en trance para despertarse en un estado en el cual habrá cambiado de carácter sin tener recuerdo alguno de su estado precedente. No conocerá ya ni a las personas de su intimidad: hasta el carácter de su letra habrá cambiado. Será, en suma, otra persona. Una nueva crisis sobreviene y el sujeto despiértase en su primer estado, ignorando completamente el estado segundo que acaba de dejar. ...

En la línea 193
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Entretanto, los partidarios de Phileas Fogg se iban reduciendo en número; todo el mundo, y no sin razón, se volvía contra él; ya no lo tomaban sino a uno por ciento cincuenta, y aun por doscientos, cuando siete días después de su marcha un incidente completamente inesperado hizo que ya no se quisiera a ningún precio. ...

En la línea 544
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El guía desató al elefante y lo condujo a una espesura, recomendando a los viajeros que no se apeasen, mientras él mismo estaba preparado para montar rápidamente en caso de hacerse necesaria la fuga. Creyó que la comitiva de fieles pasaría sin verlo, porque lo tupido de la enramada lo ocultaba completamente. ...

En la línea 685
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... ¡Cuál fue su asombro al encontrarse en el ferrocarril, en aquel compartimento, vestida a la europea y en medio de viajeros que le eran completamente desconocidos! ...

En la línea 690
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Aouida aceptó la oferta con reconocimiento. Precisamente residía en Hong Kong uno de sus parientes, parsi como ella, y uno de los principales comerciantes de la ciudad, que es completamente inglesa, aun cuando se halla en las costas de China. ...


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