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La palabra caudal
Cómo se escribe

la palabra caudal

La palabra Caudal ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
Memoria De Las Islas Filipinas. de Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece caudal.

Estadisticas de la palabra caudal

Caudal es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 8474 según la RAE.

Caudal aparece de media 9.57 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la caudal en las obras de referencia de la RAE contandose 1455 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Caudal

Cómo se escribe caudal o saudal?

Más información sobre la palabra Caudal en internet

Caudal en la RAE.
Caudal en Word Reference.
Caudal en la wikipedia.
Sinonimos de Caudal.


la Ortografía es divertida


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece caudal

La palabra caudal puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 861
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¿Por qué había de someterse, cuando no se trataba de robar, sino de la salvación de su cosecha, de lo que era muy suyo? La imagen de la acequia, que a poca distancia arrastraba su caudal murmurante para otros, era para él un martirio. ...

En la línea 299
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... No hay noticias hasta hoy de que en Filipinas haya minas de plata; pero es un hecho positivo que abunda el oro de tan baja calidad y tan mezclado de plata, que tiene poco mayor valor que aquella, y esta circunstancia favorecida de la introduccion de algunas barras de plata de América conducidas por los estranjeros, la refundicion de las monedas de medio duro por reales y medios de plata fuerte que circula en las Islas, y el aprovechamiento de la mucha plata vieja en muebles que alli hay á precios muy bajos, por haber sido adulterada y trabajada en China, facilitarian al Gobierno los medios de la creacion de la moneda colonial, sin necesidad de gastos ni anticipaciones de caudal alguno, y con solo admitir de los interesados sus respectivas materias en oro ú plata bajo de ensaye, y retornarles su valor en la moneda acuñada, que produzcan deducidos gastos puramente indispensables: tambien podria y deberia el Gobierno admitir en pago de las contribuciones el oro que se saca de los lavaderos, á los mismos precios que lo estraen los chinos, y bajo ensaye de su casa de moneda, donde los profesores intelijentes que al efecto deben ir de España, dictarán todas las providencias necesarias para llevar á efecto una empresa, que sin disputa es la base de todo fomento en las Islas, con conocida ventaja á los consumos de las rentas. ...

En la línea 325
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Bajo esta denominacion hay un caudal existente, que si bien algunos quieren presentarlo como cosa de poco momento é importancia, no falta quien propale ser una riqueza inmensa; y si bien conviene despreciar á los que solo intentan disminuir ese capital, es tambien prudente oir con prevencion las exajeraciones de los otros y las frases con que las hacen. ...

En la línea 3383
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Fueron construídos sobre unos manantiales calientes que vierten su caudal en el río. ...

En la línea 5404
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... De lo que le avino a don Quijote con una bella cazadora Asaz melancólicos y de mal talante llegaron a sus animales caballero y escudero, especialmente Sancho, a quien llegaba al alma llegar al caudal del dinero, pareciéndole que todo lo que dél se quitaba era quitárselo a él de las niñas de sus ojos. ...

En la línea 6057
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ¿A qué diablos se pudre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna otra tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes? Y ahora se me ofrecen cuatro que venían aquí pintiparados, o como peras en tabaque, pero no los diré, porque al buen callar llaman Sancho. ...

En la línea 422
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... mismo-que la opuesta orilla. El río se asemejaría a un gran lago, a no ser por la forma de las islas que por sí sola basta para producir la idea de agua corriente. Los cantiles forman la parte más pintoresca del paisaje; algunas veces son verticales en absoluto y de un color rojo vivo; otras veces se presentan bajo la forma de inmensas moles rotas cubiertas de cactus y de mimosas. Pero la verdadera grandeza de un río colosal, como éste, proviene del pensamiento de su importancia desde el punto de vista de la facilidad que proporciona para las comunicaciones y el comercio entre diferentes naciones y llena de admiración el pensar de qué enorme distancia viene este caudal de agua dulce que corre a nuestros pies y cuán inmenso territorio riega. ...

En la línea 6280
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Como un mal clérigo, que abusa del confesonario, sabía don Álvaro flaquezas cómicas o asquerosas de muchos maridos, de muchos amantes, sus antecesores, y en el número de aquellas crónicas escandalosas entraban, como parte muy importante del caudal de obscenidades, las pretensiones lúbricas de los solicitantes, sus extravíos, dignos de lástima unas veces, repugnantes, odiosos las más. ...

En la línea 2054
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Hubiera hurgado doña Lupe a su sobrino mayor para que le relevase la causa de su tristeza; pero como presumía fuese cosa de política, no quiso tocar este punto delicado por no armar camorra con Juan Pablo, que era o había sido carlista, al paso que doña Lupe era liberal, cosa extraña, liberal en toda la extensión de la palabra. Después de servir a D. Carlos en una posición militar administrativa, Rubín había sido expulsado del Cuartel Real. Sus íntimos amigos le oyeron hablar de calumnias y de celadas traidoras; pero nada se sabía concretamente. Dejaba escapar de su pecho exclamaciones de ira, juramentos de venganza y apóstrofes de despecho contra sí mismo. «¡Bien merecido lo tengo por meterme con esa gente!». Cuando llegó a Madrid echado de la corte de D. Carlos, fue a casa de su tía, según costumbre antigua; pero apenas paraba en la casa. Dormía fuera, comía también fuera, casi siempre en los cafés o en casa de alguna amiga, y doña Lupe se desazonaba juzgando con razón que semejante vida no se ajustaba a las buenas prácticas morales y económicas. De repente, el misántropo volvió al Norte, diciendo que regresaría pronto, y mientras estuvo fuera se supo la muerte de Melitona Llorente. La primera noticia que de la herencia tuvo Juan Pablo diósela su tía paterna por una carta que le dirigió a Bayona. Preparábase a volver a España, y la carta aquella con la noticia que llevaba aceleró su vuelta. Entró por Santander, se fue a Zaragoza por Miranda y de allí a Molina de Aragón. Diez días estuvo en esta villa, donde ninguna dificultad de importancia le ofreció la toma de posesión del caudal heredado. Este ascendía a unos treinta mil duros entre inmuebles y dinero dado a rédito sobre fincas; y descontadas las mandas y los derechos de traslación de dominio, quedaban unos veintisiete mil duros. Cada hermano cobraría nueve mil. Juan Pablo, al llegar a Madrid, escribió a Nicolás para que también viniese, con objeto de estar reunidos los tres hermanos y tratar de la partición. ...

En la línea 2589
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Otra tarde le dio Maxi una hermosa sorpresa. Cuando Fortunata entró en el convento, las papeletas de alhajas y ropas de lujo que estaban empeñadas quedaron en poder del joven, que hizo propósito de liberar aquellos objetos en cuanto tuviese medios para ello. Pues bien, ya podía anunciar a su amada con indecible gozo que cuando entrara en la nueva casa, encontraría en ella las prendas de vestir y de adorno que la infeliz había arrojado al mar el día de su naufragio. Por cierto que las alhajas le habían gustado mucho a doña Lupe por lo ricas y elegantes, y del abrigo de terciopelo dijo que con ligeras reformas sería una pieza espléndida. Esto le llevó naturalmente a hablar de la herencia. Ya había cogido su parte, y con un pico que recibió en metálico había redimido las prendas empeñadas. Ya era propietario de inmuebles, y más valía esto que el dinero contante. Y a propósito de la herencia, también le contó que entre su hermano mayor y doña Lupe habían surgido ruidosas desavenencias. Juan Pablo empleó toda su parte en pagar las deudas que le devoraban y un descubierto que dejara en la administración carlista. No bastándole el caudal de la herencia, había tenido el atrevimiento de pedir prestada una cantidad a doña Lupe, la cual se voló ¡y le dijo tantas cosas… ! Total, que tuvieron una fuerte pelotera, y desde entonces no se hablaban tía y sobrino, y este se había ido a vivir con una querida. «¡Y viva la moralidad! ¡Y tradicionalista me soy!». ...

En la línea 3076
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... ¿De qué hablaban aquellos hombres durante tantas y tantas horas? El español es el ser más charlatán que existe sobre la tierra, y cuando no tiene asunto de conversación, habla de sí mismo; dicho se está que ha de hablar mal. En nuestros cafés se habla de cuanto cae bajo la ley de la palabra humana desde el gran día de Babel, en que Dios hizo las opiniones. Óyense en tales sitios vulgaridades groseras, y también conceptos ingeniosos, discretos y oportunos. Porque no sólo van al café los perdidos y maldicientes; también van personas ilustradas y de buena conducta. Hay tertulias de militares, de ingenieros; las de empleados y estudiantes son las que más abundan, y los provincianos forasteros llenan los huecos que aquellos dejan. En un café se oyen las cosas más necias y también las más sublimes. Hay quien ha aprendido todo lo que sabe de filosofía en la mesa de un café, de lo que se deduce que hay quien en la misma mesa pone cátedra amena de los sistemas filosóficos. Hay notabilidades de la tribuna o de la prensa, que han aprendido en los cafés todo lo que saben. Hombres de poderosa asimilación ostentan cierto caudal de conocimientos, sin haber abierto un libro, y es que se han apropiado ideas vertidas en esos círculos nocturnos por los estudiosos que se permiten una hora de esparcimiento en tertulias tan amenas y fraternales. También van sabios a los cafés; también se oyen allí observaciones elocuentes y llenas de sustancia, exposiciones sintéticas de profundas doctrinas. No es todo frivolidad, anécdotas callejeras y mentiras. El café es como una gran feria en la cual se cambian infinitos productos del pensamiento humano. Claro que dominan las baratijas; pero entre ellas corren, a veces sin que se las vea, joyas de inestimable precio. ...

En la línea 3805
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Durante la convalecencia de aquel ataque, no permitió que Fortunata fuese a verle. Le escribía algunas cartitas, reiterándole sus consejos y dándole otros nuevos para el día ya próximo en que la reconciliación debía efectuarse. Al propio tiempo se ocupaba en la revisión de su testamento y en tomar varias disposiciones benéficas que algunas personas habían de agradecerle mucho. Tenía un pequeño caudal repartido en diferentes préstamos hechos a amigos menesterosos. Algunos le habían firmado pagarés de mil, de dos y hasta de tres mil reales. Todos estos papeles fueron rotos. Dispuso cómo se habían de repartir las alhajas que tenía, algunas de bastante valor, sortijas con hermosos solitarios, botonaduras, y además cajitas primorosas de marfil y sándalo que había traído de Filipinas, una hermosa espada, dos o tres bastones de mando con puño de oro. Hizo la distribución de todo con un acierto que declaraba su gran delicadeza y el aprecio que hacía de las amistades consecuentes. ...

En la línea 1913
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El mar Rojo, lago célebre de tradiciones bíblicas, no refrescado apenas por las lluvias ni regado por ningún río importante, está sometido a una excesiva evaporación que le hace perder anualmente una masa líquida de metro y medio de altura. Singular golfo este, que, cerrado, en las condiciones de un lago, quedaría tal vez enteramente desecado. Tiene menos recursos a este respecto que sus vecinos, el Caspio y el mar Muerto, cuyos niveles han descendido solamente hasta el punto en que su evaporación ha igualado el caudal de las aguas que reciben. ...

En la línea 2478
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Los peces observados por Conseil y por mí durante ese período diferían poco de los que ya habíamos estudiado bajo otras latitudes. Los principales fueron algunos especímenes de ese terrible género de cartilaginosos, dividido en tres subgéneros que no cuentan con menos de treinta y dos especies: escualos de cinco metros de longitud, de cabeza deprimida y más ancha que el cuerpo, de aleta caudal redondeada y cuyo dorso está surcado por siete grandes bandas negras, paralelas y longitudinales; otros escualos de color gris ceniza, con siete aberturas branquiales y provistos de una sola aleta dorsal colocada casi en mitad del cuerpo. ...

En la línea 3057
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Durante dos días visitamos aquellas aguas desiertas y profundas en incursiones largas y diagonales que llevaban al Nautilus a todas las profundidades. Pero el 11 de abril se elevó súbitamente. La tierra reaparecio en la desembocadura del Amazonas, vasto estuario cuyo caudal es tan considerable que desaliniza al mar en un espacio de varias leguas. ...

En la línea 116
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Yo -dijo- no tengo bienes de fortuna; poseo mi carrera, eso sí (Miranda había aprovechado los primeros años de su juventud haciéndose licenciado en Derecho, como suele la mayoría de los españoles), y si el destino me faltase, me sobran ánimos para trabajar y abrir bufete con muy lucida clientela en Madrid. Deseo que mi mujer goce de cómoda posición, pero para ella, por ella sola; nada para mí; yo me basto a mí mismo. La diferencia de caudal me retrajo mucho tiempo de pedir a Lucía; pero pudo más el afecto que me inspira tan preciosa e inocente criatura… Así y todo, a no asegurarme Colmenar que usted es persona desinteresada y de ánimo generoso, no me decidiera nunca… ...

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