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La palabra demostrrando
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Comó se escribe demostrrando o demostrando?

Cual es errónea Demostrando o Demostrrando?

La palabra correcta es Demostrando. Sin Embargo Demostrrando se trata de un error ortográfico.

La falta ortográfica detectada en la palabra demostrrando es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra demostrando

Errores Ortográficos típicos con la palabra Demostrando

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la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece demostrando

La palabra demostrando puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 11645
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¡Anda tú, pendón! —¿Adónde vais, pingos? Y las correligionarias de don Pompeyo reían a carcajadas, demostrando así lo poco arraigado de sus convicciones. ...

En la línea 1369
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Este nombramiento no resultaba extraordinario. Era un gobierno político, sin ningún carácter religioso, y muchos estados Italianos vivían regidos por mujeres. Lucrecia, de juicio claro y tranquilo para resolver los asuntos públicos, fue objeto de las alabanzas de sus administrados. Más tarde, el Papa le dio el gobierno de Nepi, y al casarse con el duque de Ferrara administró igualmente, en ausencia de su esposo, este principado importante, demostrando poseer las mismas condiciones políticas de su padre y de su hermano César. ...

En la línea 1439
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mujer de su época, respetuosa ante los crímenes de Estado, la convencía César fácilmente de sus razones para obrar así, en defensa propia, demostrando que su difunto esposo merecía la muerte que él le había hecho dar. La misma razón de Estado consiguió que Lucrecia aceptase, Fin oposición alguna un tercer matrimonio, el más brillante de todos, con el duque Alfonso de Este, soberano de Ferrara, uno de los mejores estados de Italia. ...

En la línea 2378
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Mauricia creía que estaba ya bastante iluminada, porque la excitación encendía sus ideas dándole un cierto entusiasmo; y después de hacer un poco de ejercicio corporal colgándose de la reja, porque sus miembros apetecían estirarse, se puso a rezar con toda la devoción de que era capaz, luchando con las varias distracciones que llevaban su mente de un lado para otro, y por fin se quedó dormida sobre el duro lecho de tablas. Sacáronla del encierro al día siguiente temprano, y al punto se puso a trabajar en la cocina, sumisa, callada y desplegando maravillosas actividades. Después de cumplir una condena, lo que ocurría infaliblemente una vez cada treinta o cuarenta días, la mujer napoleónica estaba cohibida y como avergonzada entre sus compañeras, poniendo toda su atención en las obligaciones, demostrando un celo y obediencia que encantaban a las madres. Durante cuatro o cinco días desempeñaba sin embarazo ni fatiga la tarea de tres mujeres. Pasadas dos semanas, advertían que se iba cansando; ya no había en su trabajo aquella corrección y diligencia admirables; empezaban las omisiones, los olvidos, los descuidillos, y todo esto iba en aumento hasta que la repetición de las faltas anunciaba la proximidad de otro estallido. Con Fortunata volvió a intimar después de la escena violenta que he descrito, y juntas echaron largos párrafos en la cocina, mientras pelaban patatas o fregaban los peroles y cazuelas. Allí gozaban de cierta libertad, y estaban sin tocas y en traje de mecánica como las criadas de cualquier casa. ...

En la línea 3065
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Durante el periodo revolucionario, pasó el pobre D. Basilio una trinquetada horrible, porque no quiso venderse ni abdicar sus ideas. Únicamente consintió en trabajar en un periódico liberal templado; pero… bien claro se lo dijo al director… nada más que para tratar de las cuestiones financieras, con exclusión absoluta de toda idea política. Dicho y hecho: la Caña se largaba todos los días un articulazo que no leía nadie, criticando la gestión de la Hacienda; pero no así como se quiera, sino con números. «Con los números no se juega» decía él, y le metía mano al presupuesto y lo desmenuzaba como si fuera la cuenta de la lavandera. «Si esta gente no comprende—decía en el café inflado de autoridad—, que sin presupuesto no hay política posible, ni hay país, ni nada. Estoy harto de decírselo todos los días. Y nada; como si se lo dijera a este mármol. Señores, yo les juro que he examinado una por una todas las cifras, y créanmelo, parece mentira que ese buñuelo haya salido de las oficinas de Hacienda. Pero si es lo que yo digo: ese señor (el Ministro del ramo) no sabe por dónde anda, ni en su vida las ha visto más gordas… ¡Cuidado que lo vengo demostrando como tres y dos son cinco! Pero nada… no lo quieren entender». ...

En la línea 3576
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... También había estado en la expedición a Roma el 48. ¡Oh, Roma! Aquello sí que era cosa grande. ¡Qué bonito aquel paso de Pío IX bendiciendo a las tropas! Y la conversación rodaba, sin saber cómo, de la bendición papal a los amoríos del narrador. En esto era la de no acabar, y de la cuenta total salían a siete aventuras por año, con la particularidad de que eran en las cinco partes del mundo, porque Feijoo, que también había estado en Filipinas, tuvo algo que ver con chinas, javanesas y hasta con joloanas. Una salvaje le había trastornado el seso, demostrando que en las islas de la Polinesia se dan casos de coquetería no menos refinada que la de los salones europeos. «¡Ay, qué bueno!—exclamaba Fortunata riendo con toda su alma, al oír ciertos lances—. ¡Si eso parece de acá… ! ¡Pero qué lista… ! ¿Has visto? ¡Y luego dicen… !». ...

En la línea 4733
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Me siento tan bien como nunca me he sentido, créanmelo (demostrando en su tono y semblante la placidez de su alma). Desde que di con la tan rebuscada fórmula, paréceme que soy otro… Antes mi vida era un martirio, ahora no me cambio por nadie. No me duele nada, me siento bien, y para colmo de felicidad no tengo ganas de comer ni de dormir… ...

En la línea 3612
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Transcurrido un instante, apareció Lebeziatnikof, pero no entró en la habitación, sino que se quedó en el umbral. En su semblante se mezclaban la curiosidad y la sorpresa, y prestó atención a lo que allí se decía, demostrando un vivo interés, pero con el gesto del que nada comprende. ...


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Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.

En castellano no es posible usar más de dos r


Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

Más información sobre la palabra Demostrando en internet

Demostrando en la RAE.
Demostrando en Word Reference.
Demostrando en la wikipedia.
Sinonimos de Demostrando.

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