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La palabra terquedad
Cómo se escribe

la palabra terquedad

La palabra Terquedad ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece terquedad.

Estadisticas de la palabra terquedad

La palabra terquedad no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE

Más información sobre la palabra Terquedad en internet

Terquedad en la RAE.
Terquedad en Word Reference.
Terquedad en la wikipedia.
Sinonimos de Terquedad.


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece terquedad

La palabra terquedad puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 8267
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El altercado de don Juan y el Comendador hizo a la Regenta volver a la realidad del drama y fijarse en la terquedad del buen Ulloa; como se había empeñado la imaginación exaltada en comparar lo que pasaba en Vetusta con lo que sucedía en Sevilla, sintió supersticioso miedo al ver el mal en que paraban aquellas aventuras del libertino andaluz; el pistoletazo con que don Juan saldaba sus cuentas con el Comendador le hizo temblar; fue un presentimiento terrible. ...

En la línea 2721
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Llegaron, y como todo estaba preparado para pernoctar, nada echaron de menos. Sólo se hablan olvidado unas bujías y Patricia bajó a traerlas. Acostado Maxi, sucedió lo que se temía: que se puso peor, y vuelta a los vómitos y a la desazón espasmódica. «Tú no quieres hacer caso de mí… ¡Cuánto mejor que hubieras dormido en casa esta noche! Ahí tienes el resultado de tu terquedad». Después de expresar su opinión autoritaria de esta manera, doña Lupe, viendo a su sobrino más tranquilo y como vencido del sopor, empezó a dar instrucciones a Fortunata sobre el gobierno de la casa. No aconsejaba, sino que disponía. Por dar órdenes, hasta le dijo lo que había de mandar traer de la plaza al día siguiente, y al otro y al otro. «Y cuidado con dejar de tomarle la cuenta a la muchacha, al céntimo, pues Torquemada dice que no la abona y no hay que fiar… Si te falta algún cacharro en la cocina, no lo compres; yo te lo compraré, porque a ti te clavan… Nada de comprar petróleo en latas… el fuego me horripila. Desde mañana vendrá el petrolero de casa y le tomas lo que se gaste en el día… Patatas y jabón, una arroba de cada cosa. Cuidado cómo te sales de un diario de dieciséis reales todo lo más… El día que sea conveniente un extraordinario, me lo avisas… Yo iré con Papitos a la plaza de San Ildefonso, y te traeré lo que me parezca bien… A Maxi le pones mañana dos huevitos pasados, ya sabes, y un sopicaldo. Los demás días su chuletita con patatas fritas. No compres nunca merluza en Chamberí. Papitos te la traerá. Mucho ojo con este carnicero, que es más ladrón que Judas. Si tienes alguna cuestión con él, nómbrame a mí y le verás temblar… ». Y por aquí siguió amonestando y apercibiendo con ínfulas de verdadera ama y canciller de toda la familia. La suerte que se marchó. ...

En la línea 3341
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Acordaron, pues, no aguardar más, y durante el cordial almuerzo, que quieras que no, la conversación versó sobre si en España es todo malo, o si en Francia e Inglaterra es de buena ley todo lo que admiramos. Moreno-Isla no cedía una pulgada de terreno antipatriótico en que su terquedad se encerraba. ...

En la línea 4185
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En el espejo pudo ver Fortunata la cara pálida y contraída de Maxi, cuya susceptibilidad nerviosa se manifestaba en un movimiento vibratorio de cabeza, la cual parecía querer arrancarse por sí misma del tronco. Disculpose ella como pudo; pero él, en vez de calmarse, siguió quejándose de que le mortificaban adrede, de que se proponían acabar con él. La esposa callaba, sospechando que su marido no tenía la cabeza buena, y que sería peor llevarle la contraria. Desde entonces pudo observar que por las mañanas se repetía en Maxi la misma excitación, y la terquedad de que todas las personas de la familia se confabulaban contra él para atormentarle. Unas veces tomaba pie de alguna falta advertida en la ropa, botón caído, ojal roto, o cosa semejante. Otras, era que le ponían un chocolate muy malo para que reventara… ¡como que le quedan envenenar… !, o bien que dejaban los balcones y las puertas abiertas para que entrase un aire colado y le partiese. Estas manías iban de mal en peor, poniendo a doña Lupe de un humor acerbísimo y haciéndole presagiar alguna desgracia. Llegó día en que Maxi se expresaba con una violencia muy opuesta a su carácter pacífico, y cuando no le contradecían, se contestaba él, echando leña por sí propio en la hoguera de su ira; y por fin se iba refunfuñando, cerraba con golpe formidable la puerta, y bajaba la escalera de cuatro en cuatro peldaños. ...

En la línea 5195
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Y lo que más me subleva es tu terquedad—dijo doña Lupe bajando la voz—, y ese empeño de gobernarte sola, sí, esa independencia estúpida… Tú te lo guisas y tú te lo comes. Así te sabe a demonios. Bien empleado te está todo lo que te pasa, muy bien empleado. ...


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Errores Ortográficos típicos con la palabra Terquedad

Cómo se escribe terquedad o terrquedad?

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