La palabra Rutinarias ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras. 
				 Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
				Por tanto puede ser considerada correcta en Español. 
				Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece rutinarias.
				
					 Estadisticas de la palabra  rutinarias
				 La palabra rutinarias no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE 
					 Errores Ortográficos típicos con la palabra Rutinarias  
									
				 
					 Cómo se escribe rutinarias o rrutinarrias?
  
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								 Más información sobre la palabra Rutinarias en internet
								 Rutinarias en la RAE. 
								 Rutinarias en Word Reference. 
								
								 Rutinarias en la wikipedia.  
								
								 Sinonimos de Rutinarias. 
  
								
								
								 
  la Ortografía es divertida  
 
								 
				Algunas Frases de libros en las que aparece rutinarias
				La palabra rutinarias puede ser considerada correcta por su aparición en estas  obras maestras de la literatura. 
							  En la línea 3832
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... Las personas muy rutinarias y ordenadas que se acostumbran a las dulzuras tranquilas del método en la vida, concluyen, abusando en cierto modo de la regularidad, por someter al casillero del tiempo, no sólo las ocupaciones, sino los actos y funciones del espíritu y aun del cuerpo que parecen más rebeldes al régimen de las horas. Así, pues, la gran doña Lupe, cuya existencia era muy semejante a la de un reloj con alma, había distribuido tan bien el tiempo, que hasta para pensar en cualquier asunto de interés que sobreviniese, tenía marcada una parte del día y un determinado sitio. Cuando era preciso meditar, por el picor de una de esas ideas, hermanas del abejorro, que se plantan en el cerebro y no hay medio de sacudirlas, o doña Lupe no meditaba, o tenía que hacerlo sentada en la silleta junto a la ventana de la sala, los anteojos en el caballete de la nariz, la cesta de la ropa delante y el gato muy repantigado en un extremo de la alfombrita. La meditación era mucho más honda y eficaz si la señora tenía metida toda la mano izquierda, hasta más arriba de la muñeca, dentro de una media, y si las claraboyas de esta eran bastante anchas para poder tener sobre ellas enrejados como los de una cárcel. Tal era la fuerza del método, que doña Lupe no pensaba a gusto sino allí, así como para hacer sus cálculos aritméticos el mejor momento era cuando descascaraba los guisantes en la cocina (en tiempo de guisantes), o cuando ponía los garbanzos de remojo. La costumbre obraba estos prodigios, y lo mismo era ver la señora los garbanzos y poner su mano en ellos, que se le llenaba el cerebro de números y veía claro en sus negocios, si le convenía o no tal préstamo, si debía quedarse o no con tal o cual alhaja. Al levantarse, por la mañana temprano, preveía todos los sucesos y acciones del día que empezaba, y se preparaba para ellos con una evocación mental de su energía, y con la distribución metódica de las horas para todo lo previsto y probable. Era esto como si se diera cuerda, acumulando en sí la fuerza inteligente que necesitaba. ... 
 
								 
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