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La palabra moviendo
Cómo se escribe

la palabra moviendo

La palabra Moviendo ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece moviendo.

Estadisticas de la palabra moviendo

Moviendo es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 10219 según la RAE.

Moviendo aparece de media 0.76 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la moviendo en las obras de referencia de la RAE contandose 115 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Moviendo

Cómo se escribe moviendo o mobiendo?


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece moviendo

La palabra moviendo puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 435
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y, moviendo su herramienta de un lado a otro, buscaba sitio para herir, evitando las manos flacas y desesperadas que se le ponían delante. ...

En la línea 906
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pasaban los grupos de airosas hilanderas con un paso igual, moviendo garbosamente el brazo derecho, que cortaba el aire como un remo, y chillando todas a coro cada vez que algún mocetón las saludaba desde los campos vecinos con ingenuas palabras amorosas. ...

En la línea 1818
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Después, rompiendo el gentío, aparecieron las cuatro doncellas sosteniendo el blanco y ligero altar sobre el cual iba el pobre albaet, acostado en su ataúd, moviendo la cabeza con ligero vaivén, como si se despidiese de la barraca. ...

En la línea 1826
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Desmelenadas y rugientes como locas, moviendo con furia sus brazos, aparecieron en la puerta de la barraca las dos infelices mujeres. ...

En la línea 416
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El cielo era más azul y sereno que en aquellos países de eterno verdor e incesantes cosechas que él recordaba; lucía el sol con más fuerza, pero bajo su lluvia de oro, la tierra andaluza se mostraba triste, con la soledad del cementerio, silenciosa como si pesase sobre ella la muerte, con un revoloteo de negros pajarracos en lo alto, y abajo, en los campos sin límites, centenares de hombres alineados como esclavos, moviendo sus brazos con regularidad automática, vigilados por un capataz. ¡Ni un campanario; ni una aglomeración de casas blancas como en los países donde existían verdaderos labradores! ¡Aquí sólo se veían siervos trabajando una tierra odiada que jamás podía ser suya; preparando unas cosechas de las que no tocarían un solo grano! --Y la tierra, Rafaé, es jembra, y a las jembras, pa que sean agradecías y se porten bien, hay que quererlas. Y el hombre no puede queré a una tierra que no es suya. Sólo deja el sudor y la sangre sobre los terrones de que puede sacar el pan. ¿Digo mal, muchacho?... ...

En la línea 482
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Atravesaron el patio, bajo el azote de la lluvia, seguidos por algunos perros que sacudían el agua de sus pelos lacios. Una bocanada de aire caliente y espeso, oliendo a estiércol y a vapor animal, dio en la cara a los visitantes al abrirse la puerta de la cuadra. Los caballos cocearon y relincharon, moviendo las cabezas al sentir tras de sus grupas la presencia de gente extraña. ...

En la línea 503
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... _Alcaparrón_ dio un respingo para librarse de la garra del aperador, y moviendo las manos con ademanes femeniles, acabó por persiguarse. ...

En la línea 547
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El arreador era el único que tenía una silla en la gañanía: los demás, hombres y mujeres, sentábanse en el suelo. Junto a él estaban en cuclillas Manolo el de Trebujena con varios amigos, metiendo sus cucharas en un _tornillo_ de gazpacho caliente. La niebla fue disipándose ante los ojos de Salvatierra, habituados ya a esta atmósfera asfixiante. Entonces vio en los rincones grupos de hombres y de mujeres sentados en la tierra apisonada o sobre esterillas de enea. La lluvia, cortando su trabajo a media tarde, les había hecho adelantar la comida de la noche. En torno de los lebrillos de bazofia caliente, hablaban y reían moviendo las cucharas con cierta calma. Presentían que el día siguiente sería de encierro, de holganza forzosa, y deseaban permanecer en vela hasta bien entrada la noche. ...

En la línea 3867
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Y Planchet se retiró moviendo la cabeza con aire de duda que no había conseguido borrar enteramente la liberalidad de D'Artagnan. ...

En la línea 4590
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Os perderéis -dijo el cura moviendo dolorosamente la cabeza. ...

En la línea 5411
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Porthos seguía paseándose con las manos a la espalda, moviendo la cabeza de arriba abajo y diciendo:-Sigo en mi idea. ...

En la línea 6999
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Si de Wardes le ha contado todo nuestro asunto al cardenal, co sa que no es dudosa, y si m e ha reconocido, cosa que es probable, debo considerarme poco más o menos como un hombre condenado - decía D'Artagnan moviendo la cabeza-. ...

En la línea 2720
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Recibiólo sin proferir palabra y lo colocó en un estante de su despacho; observé que le hacía señas al estudiante irlandés, moviendo la cabeza como si quisiera decir: «Su amigo de usted no pierde ocasión de propagar su libro»; porque sabía muy bien quién era yo. ...

En la línea 4437
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Antonio le miró un momento, según se alejaba con los caballos, y, moviendo la cabeza, le siguió con cautela. ...

En la línea 5932
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Me entendió; pero, moviendo la cabeza, me dijo que era algo mejor que _gitana_, y sabía hablar una lengua superior también a la jerga de los hechiceros, y empezó a hacerme preguntas en un latín extremadamente bueno. ...

En la línea 6863
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... También él me reconoció, y, moviendo la cabeza, plegó sus desmedidas facciones en una sonrisa. ...

En la línea 6352
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ripamilán, mientras discutía acalorado con su querido amigo don Víctor, en pie, moviendo la cabeza como con un resorte, arreglaba la ensalada tercera de la Marquesa, con una habilidad de máquina en buen uso, y la señora le dejaba hacer, tranquila, aunque sin quitar ojo de sus manos, segura del acierto exacto del diminuto canónigo. ...

En la línea 8826
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —dijo Frígilis, moviendo la cabeza —qué gato. ...

En la línea 9912
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Somoza solía aprobar moviendo la cabeza y diciendo: —¡Mucho! ¡mucho! ¡oh, sí, la ciencia! ¡mucho!. ...

En la línea 11865
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Cuando Ana procuró sacudir, moviendo la cabeza, aquellas imágenes importunas y pecaminosas, el templo iba quedándose vacío. ...

En la línea 1296
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... «¡ Micalet!… ¡ Micalet!… ». decía Alejandro VI moviendo el índice de su diestra pontifical, como si presintiese alguna mala acción de esta bestezuela temible y le amenazase de antemano. ...

En la línea 1942
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Cogió a Claudio de una solapa, mirándolo de cerca, al hacer dicha pregunta, y el joven, aunque ignoraba a causa de su preocupación lo que había dicho el canónigo, aprobó moviendo la cabeza. ...

En la línea 894
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... A pesar de que el día era festivo, los buques anclados en él empezaron a hacer funcionar los aparatos mugidores que usaban en los días de niebla, dedicando al gigante un saludo ensordecedor. En los navíos de la escuadra del Sol Naciente, las tripulaciones, formadas sobre las cubiertas, agitaron sus gorros, aclamándole. El Hombre-Montaña contestó a este saludo general moviendo sus dos manos y luego se inclinó cortésmente. ...

En la línea 914
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Así lo hizo Gillespie con suspiros de satisfacción. Llevaba varias horas caminando, con la atención extremadamente concentrada y moviendo sus pies entre prudentes titubeos para no aplastar a nadie. ...

En la línea 1420
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Llevaba una hora de pie, mirando hacia la ciudad, espiando las amplias avenidas que alcanzaba a ver entre los aleros, y en las cuales hormigueaba un público continuamente renovado, cuando sintió con insistencia un cosquilleo en uno de sus tobillos. Al volver sus ojos hacia el suelo, vio erguido en la arena, sobre las puntas de sus botas para hacerse mas visible y moviendo los brazos, a un pigmeo, mejor dicho, a un soldado, con casco de aletas y espada al cinto, el cual daba gritos para llamar su atención. Un poco más allá vio también una máquina rodante en figura de tigre, que había traído sin duda a este guerrero, y era guiada por otro de la misma clase, aunque de aspecto más modesto. ...

En la línea 2123
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¡Tremenda responsabilidad para mí!—exclamó el curita moviendo la cabeza y mirando al suelo, y lo repitió hasta unas cinco veces en tono de púlpito. ...

En la línea 2351
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Quitose la fiera con rápido movimiento su toca, sacudió las melenas y salió al corredor, echando por aquella boca insolencias terribles. La coja volvió a indicarle el camino, y Mauricia, moviendo los brazos como aspas de molino de viento, se puso a gritar: ...

En la línea 2533
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Es muy sencillo… hágase usted cargo. Anteayer, ¡San Antonio bendito!, cuando estuvo en mi celda moviendo los trastos para coger el ratón. ...

En la línea 3514
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Pues lo que es hoy sí que no me quedo con esto dentro del cuerpo—pensó mi hombre al otro día, entrando en la sala, hecho un sol de limpio y despidiendo, como todas las mañanas al salir de su casa, un fuerte olor a colonia—. ¿Y dónde está?, ¿qué hace que no sale? Es un encanto esa mujer, y tengo al tal Santa Cruz por el gaznápiro más grande que come pan… ¡Cuánto me hace esperar! Paréceme que oigo trastazos como de dar con el zorro en los muebles. Estará de limpieza, aunque hoy no es sábado. Pero no importa que no sea sábado. Eso le conviene: trabajar, hacer ejercicio, distraerse, andar de aquí para allí. ¡Magnífico!… Sí, sí, sin duda está de limpieza. Es un diamante en bruto esa mujer. Si hubiera caído en mis manos, en vez de caer en las de ese simplín, ¡qué facetas, Dios mío, qué facetas le habría tallado yo!… Y sigue el traqueteo allá dentro. Parece que arrastran muebles… Bien, muy bien, dale duro. Para cosas del corazón, sudar, sudar. ¡Ay qué contento estoy hoy! Tiempo hacía, compañero, mucho tiempo hacía que no te sentías tan feliz como te sientes hoy. Desde que estuviste en Filipinas… Pues ahora parece que están moviendo la cama de hierro. ¡Cómo rechina el metal!… ¡Ah!, por fin sale… ». ...

En la línea 1784
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -¡Oh! ¡Fuera de aquí! -exclamó Conseil, moviendo la cabeza. ...

En la línea 1995
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Ya veremos -replicó Ned Land, moviendo la cabeza-. Después de todo, nadie desea más que yo creer en la existencia de ese paso, y haga el cielo que el capitán nos conduzca al Mediterráneo. ...

En la línea 2372
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Hubiera querido interrogarle. No pudiendo hacerlo, le detuve, agarrándole del brazo. Pero él, moviendo la cabeza, y mostrándome la última cima de la montaña, pareció decirme: «Ven, sigue, continúa». ...

En la línea 2903
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -¡El mundo habitado! -dijo, moviendo la cabeza-. Esté tranquilo, amigo Conseil, nunca volveremos a él. ...

En la línea 308
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... El otro, moviendo incesantemente sus secos labios y dirigiendo sus intranquilas miradas de un lado a otro, acabó por fijarlas un momento en su compañero, exclamando: ...

En la línea 423
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... ¿«Ella»? Miré a Joe moviendo los labios y las cejas, repitiendo silenciosamente «Ella». Él me imitó en mi pantomima, y como mi hermana nos sorprendiera en nuestra mímica, Joe se pasó el dorso de la mano por la nariz, con aire conciliador propio de semejante caso, y la miró. ...

En la línea 510
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — A veces tengo caprichos de enferma - continuó -. Y ahora tengo el de desear que alguien juegue. ¡Vamos, muchacho! - dijo moviendo impaciente los dedos de su mano derecha -. ¡Juega, juega! ...

En la línea 619
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Esto es verdad - dijo el señor Pumblechook moviendo la cabeza con gravedad -. Por lo que he podido ver yo mismo, esto es absolutamente cierto. ...

En la línea 3212
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Porfirio Petrovitch se detuvo un instante para tomar alientos. Hablaba sin descanso y, generalmente, para no decir nada, para devanar una serie de ideas absurdas, de frases estúpidas, entre las que deslizaba de vez en cuando una palabra enigmática que naufragaba al punto en el mar de aquella palabrería sin sentido. Ahora casi corría por el despacho, moviendo aceleradamente sus gruesas y cortas piernas, con la mirada fija en el suelo, la mano derecha en la espalda y haciendo con la izquierda ademanes que no tenían relación alguna con sus palabras. ...

En la línea 766
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Despejada y clara la atmósfera, el calor benigno, las plantas en la plenitud de su coloración y riqueza, las tardes entrelargas y las mañanas alegres, aprovechose Lucía de tan buenas circunstancias para resolver a Pilar a salir al campo, según lo dispuesto por el doctor. Entraba en la medicación el que Pilar anduvíese a lomos de borrico, a fin de que el trotecillo desigual le sirviera de ejercicio moviendo su sangre, sin causarle fatiga; y aunque la enferma aborrecía con toda su alma semejante cabalgadura, y hasta salir del pueblo iba a pie a costa de arrastrarse trabajosamente, consentía en montar, apenas se hallaba fuera de poblado. El sacudimiento la agitaba, y sonroseábanse unas miajas sus mejillas. Lucía hallaba en ello ocasión de bromas. ...

En la línea 788
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... La presencia de las Amézagas, como les llamaba Perico, determinaba siempre en Pilar una especie de fiebrecilla que la dejaba postrada después para dos horas. Al divisarlas a lo lejos, se componía instintivamente el pelo, sacaba el pie calzado con zapatito Luis XV de tafilete, y paseaba su mano nerviosa por los morenos encajes de su pañoleta, haciendo destacar la flechilla de turquesas que la prendía. Trababan conversación, y las de Amézaga hablaban como con pereza y desdén, mirando al cielo o a los transeúntes, e hiriendo la arena con el cuento de las sombrillas. Respuestas cortas e indolentes «hija, qué quieres»; y «estuvo magnífico», «gente, como nunca»; «pues ya se ve que estaba la sueca»; «raso crema y granadina heliotropo combinados»; «como siempre, dedicadísimo a ella»; «sí, sí, calor»; «vaya, me alegro que lo pases bien, hija»; contestaban a las afanosas preguntas de Pilar. Luego se alejaban las cubanas, con carcajadillas discretas, con medias palabras, taconeando firme y moviendo un ruge-ruge de telas frescas y de ropa fina. Un cuarto de hora lo menos quedaba Pilar murmurando de las petimetras y de alguien más también. ...


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Más información sobre la palabra Moviendo en internet

Moviendo en la RAE.
Moviendo en Word Reference.
Moviendo en la wikipedia.
Sinonimos de Moviendo.

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