La palabra Enigma ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece enigma.
Estadisticas de la palabra enigma
Enigma es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 10078 según la RAE.
Enigma aparece de media 0.77 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la enigma en las obras de referencia de la RAE contandose 117 apariciones .
Errores Ortográficos típicos con la palabra Enigma
Cómo se escribe enigma o henigma?
Cómo se escribe enigma o enijma?

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece enigma
La palabra enigma puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2604
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... ro ahora se nos presenta una dificultad poco menos que insuperable: ¿cómo se explica que el mar haya tallado esas inmensas depresiones en esta meseta y que ¡lo haya en la abertura más que gargantas tan estrechas por las que habrían tenido que pasar la inmensidad de materiales arrastrada por las aguas? La única explicación que puedo yo dar a este enigma es que parece que hoy se forman bancos de formas irregulares y cuyos costados son muy abruptos, en varios mares; por ejemplo: en las Indias occidentales y en el mar Rojo ...
En la línea 5785
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Rubín e Izquierdo estaban sentados en el sofá de la sala, ambos silenciosos, Fortunata llamó a Ballester y a Platón para contarles lo que había hecho, y en tanto Guillermina se fue a sentar junto a Maximiliano, insinuándose con él por medio de una sonrisa de benignidad. Quiso la dama hablarle, y no pudo decir una palabra, pues con todo su talento y práctica del mundo no acertaba con la clave de las ideas que ante aquel hombre, dada la situación de él, debía desarrollar. ¿Qué le diría? ¡Este sí que era problema! ¿Qué tono tomaría? ¿Era cuerdo el tal o no? Porque si había dificultades considerándole demente, tratándole como sano las dificultades eran tales que rayaban en lo imposible. ¿Le hablaría del niño?… Jesús qué disparate. ¿Le diría que su mujer era una joya? ¡Qué barbaridad! ¿Acometería el estado real de las cosas? Ni pensarlo. ¿Lo tomaría por el lado religioso y de la resignación? Tampoco. ¿Por el lado mundano? Quia… Nunca se había visto la buena señora enfrente de un problema de ciencia social tan enrevesado y temeroso. Aquel enigma superaba a cuantos enigmas había visto ella en su vida infatigable. ...
En la línea 6071
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Bajó, pues, la santa, y encontró a su amiga un poco adusta, observando los cariñosos extremos de Jacinta con aquel canario de alcoba que estaba en su poder, como si se lo hubiera encontrado en la calle o se lo hubieran puesto en una cesta a la puerta de su casa. Algo le decían también a la señora de Santa Cruz las facciones del chiquitín; pero escarmentada y previsora, se contenía por no incurrir en la ridiculez de un chasco semejante al de marras. Estaba, pues, la señora, indecisa, sin resolverse a entusiasmarse; y las razones que Guillermina le dio para convencerla no la sacaron de aquella actitud reservada y suspicaz. Los afectos que se desbordaban del corazón de la Delfina eran combinación armoniosa de alegría y de pena, por las circunstancias en que aquella tierna criatura había ido a sus manos. No podía apartar su pensamiento de la persona que un poco más arriba, en la misma casa, había dejado de existir aquella mañana, y se maravillaba de notar en su corazón sentimientos que eran algo más que lástima de la mujer sin ventura, pues entrañaban tal vez algo de compañerismo, fraternidad fundada en desgracias comunes. Recordaba, sí, que la muerta había sido su mayor enemiga; pero las últimas etapas de la enemistad y el caso increíble de la herencia del Pituso, envolvían, sin que la inteligencia pudiera desentrañar este enigma, una reconciliación. Con la muerte de por medio, la una en la vida visible y la otra en la invisible, bien podría ser que las dos mujeres se miraran de orilla a orilla, con intención y deseos de darse un abrazo. ...
En la línea 608
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Ahora estoy convencido de que si Vuestra Majestad se digna poner un poco más a prueba su memoria, resolverá el enigma del gran sello; una pérdida que fue ayer de importancia, aunque ya no la tiene hoy, puesto que sus servicios terminaron con la vida de nuestro difunto rey. ¿Quiere Vuestra Majestad dignarse hacer el experimento? ...
En la línea 1192
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¡Qué conducta tan rara ha sido la suya! –dijo entre dientes–. Yo creo que ella me ha conocido… , y creo que no me ha conocido. Estas opiniones son contradictorias, lo veo claro. No me es posible conciliarlas ni desechar ninguna de las dos, ni siquiera que una gane a la otra. El caso sencillamente es éste: ha de haber conocido mi cara, mi figura y mi voz, porque ¿cómo podría ser de otro modo? Sin embargo, ha dicha que no me conocía, y eso es una prueba absoluta, porque no es capaz de mentir. ¡Pero… , un momento!… Creo que empiezo a comprender. Acaso él ha influido en ella, le ha obligado a que mienta, le ha exigido mentir. Ésa es la solución: el enigma está descifrado. Parecía muerta de terror… Sí estaba bajó su poder. Yo la veré, yo la encontraré. Ahora que él está fuera, ella me dirá la verdad, recordará los antiguos tiempos en que éramos compañeros de juegos y esto le ablandará el corazón y no me negará más, sino que confesará quién soy. Por sus venas no corre sangre engañosa. No; siempre ha sido honesta y fiel. Me amaba en aquellos días de antaño. Esa es mi seguridad, porque no se puede hacer traición a quien se ha amado. ...
En la línea 1213
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Pero gradualmente sus confusos y trastornados pensamientos se fueron ordenando, –y entonces su mente se concentró en Edith. Recapacitó sobre su proceder, y la examinó a todas luces, mas no pudo sacar nada en claro de ella. ¿Le conocía o no le conocía? Éste era un enigma insoluble, que le preocupó largo rato; mas, al fin, llegó a la convicción de que la dama le conocía y le había negado por razones interesadas. Ahora quería Hendon llenar su nombre de maldiciones; pero el nombre había sido tanto tiempo sagrado para él, que no podía inducir a su lengua a profanarlo. ...
En la línea 1392
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... La corriente variaba ahora muy rápido, en verdad muy rápido, pero en la dirección contraria, y estaba dejando al pobre Tom Canty varado en el trono, y arrastrando al otro hacia el mar. El Lord Protector consultó consigo mismo –meneó la cabeza– el pensamiento que se le imponía: –Es peligroso para el Estado y para todos nosotros que continúe un enigma tan funesto coma éste; podría dividir a la nación y minar el trono–. Se volvió y dijo: –Sir Tomás, arrestad a este… . ¡No, deteneos! –Su rostro se iluminó e hizo frente al desarrapado candidato con esta pregunta: ...
En la línea 412
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... He aquí el hecho que fue siempre un enigma para él. ...
En la línea 788
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pero Raskolnikof ya no le escuchaba: se había apoderado ávidamente del papel y trataba, con visible impaciencia, de hallar la clave del enigma. Una y otra vez leyó el documento, sin conseguir entender ni una palabra. ...
En la línea 3690
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Estaba sereno y seguro de si mismo. Todos se dieron cuenta desde el primer momento de que conocía la clave del enigma y de que el asunto se acercaba a su fin. ...
En la línea 4084
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Hace un rato. ¿Y tú? ¿Desde cuándo no las has visto? Dime, te lo ruego: ¿dónde has pasado el día? He estado tres veces aquí y no he conseguido verte. Tu madre está muy enferma desde ayer. Quería verte, y aunque tu hermana ha hecho todo lo posible por retenerla, ella no ha querido escucharla. Ha dicho que si estabas enfermo, si perdías la razón, sólo tu madre podía venir en tu ayuda. Por lo tanto, nos hemos venido hacia aquí los tres, pues, como comprenderás, no podíamos dejarla venir sola, y por el camino no hemos cesado de tratar de calmarla. Cuando hemos llegado aquí, tú no estabas. Mira, aquí se ha sentado, y sentada ha estado diez minutos, mientras nosotros permanecíamos de pie ante ella. Al fin se ha levantado y ha dicho: « Si sale, no puede estar enfermo. La razón es que me ha olvidado. No me parece bien que una madre vaya a buscar a su hijo para mendigar sus caricias.» Cuando ha vuelto a su casa, ha tenido que acostarse. Ahora tiene fiebre. «Para su amiga sí que tiene tiempo», ha dicho. Se refería a Sonia Simonovna, de la que supone que es tu prometida o tu amante. No sabe si es una cosa a otra, y como yo tampoco lo sé, amigo mío, y deseaba salir de dudas, he ido en seguida a casa de esa joven… Al entrar, veo un ataúd, niños que lloran y a Sonia Simonovna probándoles vestidos de luto. Tú no estabas allí. Después de buscarte con los ojos, me he excusado, he salido y he ido a contar a Avdotia Romanovna los resultados de mis pesquisas. O sea que las suposiciones de tu madre han resultado inexactas, y puesto que no se trata de una aventura amorosa, la hipótesis más plausible es la de la locura. Pero ahora te encuentro comiendo con tanta avidez como si llevaras tres días en ayunas. Verdad es que los locos también comen, y que, además, no me has dicho ni una palabra; pero estoy seguro de que no estás loco. Eso es para mí tan indiscutible, que lo juraría a ojos cerrados. Así, que el diablo se os lleve a todos. Aquí hay un misterio, un secreto, y no estoy dispuesto a romperme la cabeza para resolver este enigma. Sólo he venido aquí ‑terminó, levantándose‑ para decirte lo que te he dicho y descargar mi conciencia. Ahora ya sé lo que tengo que hacer. ...
En la línea 417
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Segunda: ¿Qué influencia ejerce este francés sobre Paulina? A una sola palabra suya hace todo lo que él quiere, ha escrito una carta e incluso me ha dirigido un “ruego”. Cierto que desde el principio sus relaciones me han parecido siempre un enigma. Pero, no obstante, en estos últimos tiempos noté en ella una aversión pronunciada y casi desprecio hacia él, y él por su parte lo ignora y se muestra poco cortés. Me he fijado ya en todo eso. Paulina misma me habla de su aversión. Se le han escapado palabras significativas… Él la domina, la tiene esclavizada… ...
En la línea 942
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ¿Mr. Astley? ¡He aquí otro enigma! ...
En la línea 279
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... El viajero la miraba, empezando a comprender el enigma. La niña le daba la clave de la mujer. ...

la Ortografía es divertida
Más información sobre la palabra Enigma en internet
Enigma en la RAE.
Enigma en Word Reference.
Enigma en la wikipedia.
Sinonimos de Enigma.
Busca otras palabras en esta web
Palabras parecidas a enigma
La palabra reproducirse
La palabra tchell
La palabra paradores
La palabra catarata
La palabra espectador
La palabra temporal
La palabra eucaliptus
Webs Amigas:
Ciclos formativos en La Coruña . Hoteles en Torremolinos . VPO en Guipuzcoa . - Hotel en Costa del sol Casares de Mar