Cual es errónea Remilgos o Rremilgos?
La palabra correcta es Remilgos. Sin Embargo Rremilgos se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra rremilgos es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra remilgos
Más información sobre la palabra Remilgos en internet
Remilgos en la RAE.
Remilgos en Word Reference.
Remilgos en la wikipedia.
Sinonimos de Remilgos.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Remilgos
Cómo se escribe remilgos o rremilgos?
Cómo se escribe remilgos o remilgoz?
Cómo se escribe remilgos o remiljos?

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece remilgos
La palabra remilgos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1002
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Lejos de la vigilancia de los manijeros y trastornadas por el vino, olvidaban sus remilgos de vírgenes silvestres. Se entregaban con verdadera furia al goce de esta fiesta extraordinaria, que era como un relámpago en su vida oscura y triste. ...
En la línea 4281
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Disputaron mucho tiempo; pero al fin doña Rufina, que también quería ver empezar, cedió y se llevó a don Víctor, que hizo algunos remilgos. ...
En la línea 3879
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Esto último lo dijo en alta voz, saliendo ya al pasillo, de modo que lo oyeron muy bien, Papitos en un extremo de la casa, y Fortunata en otro. Esta quedó desde aquella tarde en la casa, y su situación era de las menos airosas, porque su marido apenas le hablaba. Nicolás hacía el gasto de conversación en la mesa. Al segundo día, Fortunata dijo a doña Lupe que se marchaba, lo que dio motivo a que la señora saliera por los pasillos gritando: «Por Dios, no me deis más jaquecas… ya no puedo más. Que cada cual haga lo que quiera». Pero a pesar de esto, la esposa no se marchó. Al tercer día, en medio de la reserva y huraño silencio que entre ambos cónyuges reinaba, empezó Maxi a soltar una que otra palabra; luego ya no eran palabras, sino frases, y tras las cláusulas frías vinieron las tibias. Por fin se permitió algún concepto jovial. Al quinto día se sonreía mirando a su mujer. Al sexto, Fortunata le miraba con atención cortés cuando decía algo; al sétimo, Maxi opinaba como ella en toda discusión que en la mesa se trabase; al octavo le daba una palmadita en el hombro; al noveno la señora de Rubín se interesaba porque su marido se abrigase bien al salir, y al décimo estuvieron como un cuarto de hora secreteándose a solas en un rincón de la sala; al undécimo Maxi le apretó mucho la mano al entrar, y al duodécimo exclamó doña Lupe como sacerdote que entona el hosanna: «Vaya que os ponéis babosos. Por Dios, no me deis jaquecas. Si estáis reventando por hacer las paces, ¿a qué tantos remilgos? Bien hago yo en no meterme en nada, bendita de mí». ...
En la línea 4023
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¿Será por eso por lo que no quiere entrar?—se preguntó mirándola de espaldas—. ¡Qué remilgos estos! Cuando digo que me cargan a mí estas perfecciones… ¡Qué monas nos hizo Dios! Pues lo que es yo, sí entro». ...
En la línea 5990
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Por fortuna, entre las cosas que dejó Ballester en previsión de todos los contratiempos posibles, había un biberón muy majo. Segunda, con determinación rápida, lo llenó de leche (de la cual tenía por casualidad un par de copas) y probó a dárselo al chico. Este al principio extrañaba la dureza y frialdad de aquel pezón que en su boquita le metían. Hizo algunos ascos, pero al fin pudo más el hambre que los remilgos, y apencó con la teta artificial. «Mira, mira, qué pronto se hace a todo el angelito. ¡Si es lo más noble… ! Rico… ¡qué carpanta estábamos pasando!». La madre le miraba con desconsuelo, aunque contenta de que se hubiera encontrado forma y manera de vencer la dificultad. «¿Sabes una cosa?—le dijo su tía, poniéndole las manos en la cara—. Tienes calentura… Eso es por ponerte a pensar lo que no debes. ¡Si hicieras caso de mí, ahora que vas a ser la reina del mundo… ! Porque lo que es tu tanto mensual te lo tienen que dar. De eso hablamos la de los Pavos y yo… ¡Vaya, pues no vas tú a ser ahora poco señora… ! Chica, chica, no te hagas de miel; levanta tu cabeza. ¡Aire!… ¿Pues no ves que las señoronas esas te hacen la rueda? Como que será una potentada, y yo que tú, no paraba hasta que la Jacinta viniera a besarme la zapatilla. Pues qué… ¿crees que él no ha de venir también? Ya le llamará la sangre, y en cuantito que vea a este retrato suyo, se le caerá la baba… y… chica, créemelo, hasta coche vamos a tener… ¡qué comedia! ¡Cuando digo que estaremos en grande! Vendrá, vendrá él, y te aseguro que si tarda cuatro días es mucho tardar. ¿No ves que esa familia no tiene un nene que la alegre?… ¡si se están todos muriendo de ganas de chiquillo… ! Tú, trabájalo bien, que nos ha venido Dios a ver con este hijo de nuestras entrañas… Yo estoy muy orgullosa, porque él Santa Cruz es como hay Dios; pero su poco de Izquierdo no se lo quita nadie: las dos familias están de enhorabuena… Ya he empezado yo a sacudirme las pulgas, y esta tarde le eché su puntadita a Plácido para que nos diera la casa gratis… ¿Qué te crees?… Si están los Santa Cruz con tu hijo como chiquillos con zapatos nuevos… Te diré una cosa que no sabes. Ayer estuvo la Jacinta en casa de D. Plácido… Quería subir a verle; pero esa otra, la santona, le dijo que otro día, por si tú te remontabas… Conque vete enterando… ¡Ah! ¡Quién me lo había de decir!… Todavía me he de ver yo cogida al brazo de don Baldomero, dando vueltas en la Castellana… ¡y poco charol que me voy a dar… ! Si es una comedia… Tú date tono, no seas boba… que si sabemos aprovecharnos, de esta hecha vamos para marquesas». ...

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Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r
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Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
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