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La palabra hocurre
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Comó se escribe hocurre o ocurre?

Cual es errónea Ocurre o Hocurre?

La palabra correcta es Ocurre. Sin Embargo Hocurre se trata de un error ortográfico.

La falta ortográfica detectada en la palabra hocurre es que se ha eliminado o se ha añadido la letra h a la palabra ocurre

Errores Ortográficos típicos con la palabra Ocurre

Cómo se escribe ocurre o hocurre?
Cómo se escribe ocurre o okurre?
Cómo se escribe ocurre o ocure?
Cómo se escribe ocurre o ocurrrre?


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Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra h

Reglas relacionadas con los errores de h

Las Reglas Ortográficas de la H

Regla 1 de la H Se escribe con h todos los tiempos de los verbos que la llevan en sus infinitivos. Observa estas formas verbales: has, hay, habría, hubiera, han, he (el verbo haber), haces, hago, hace (del verbo hacer), hablar, hablemos (del verbo hablar).

Regla 2 de la H Se escriben con h las palabras que empiezan con la sílaba hum- seguida de vocal. Observa estas palabras: humanos, humano.

Se escriben con h las palabras que empiezan por hue-. Por ejemplo: huevo, hueco.

Regla 3 de la H Se escriben con h las palabra que empiezan por hidro- `agua', hiper- `superioridad', o `exceso', hipo `debajo de' o `escasez de'. Por ejemplo: hidrografía, hipertensión, hipotensión.

Regla 4 de la H Se escriben con h las palabras que empiezan por hecto- `ciento', hepta- `siete', hexa- `seis', hemi- `medio', homo- `igual', hemat- `sangre', que a veces adopta las formas hem-, hemo-, y hema-, helio-`sol'. Por ejemplo: hectómetro, heptasílaba, hexámetro, hemisferio, homónimo, hemorragia, helioscopio.

Regla 5 de la H Los derivados de palabras que llevan h también se escriben con dicha letra.

Por ejemplo: habilidad, habilitado e inhábil (derivados de hábil).

Excepciones: - óvulo, ovario, oval... (de huevo)

- oquedad (de hueco)

- orfandad, orfanato (de huérfano)

- osario, óseo, osificar, osamenta (de hueso)

Algunas Frases de libros en las que aparece ocurre

La palabra ocurre puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 755
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Es la bebida cantada por los poetas griegos y romanos, la celebrada por los pintores, la ensalzada por los médicos. En el vino encuentra el poeta inspiración, el soldado ardimiento, el trabajador fuerza, el enfermo salud. En el vino halla el hombre goce y alegría y el anciano fortaleza. El vino excita la inteligencia, aviva la imaginación, fortifica la voluntad, mantiene la energía. No podemos explicarnos los héroes griegos ni sus admirables poetas, sino bajo el estímulo de los vinos de Chipre y de Samos; y la licencia de la sociedad romana nos es incomprensible sin los vinos de Falerno y de Siracusa. Sólo podemos imaginarnos la heroica resistencia del paisano aragonés en el sitio de Zaragoza, sin descanso y sin comida, viendo que, además de la admirable energía moral de su patriotismo, contaba para su sostén físico con el porroncillo de vino tinto... Pero dentro de la producción vinícola que abarca muchos países, ¡qué asombrosa variedad de clases y tipos, de colores y aromas, y cómo se destaca el Jerez a la cabeza de la aristocracia de los vinos! ¿No crees tú lo mismo, Fermín? ¿No encuentras que es justo y está bien dicho todo lo que se me ocurre?... ...

En la línea 1466
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --¿Oyes, Fermín?--dijo entre suspiros.--Ese, soy yo. Me ocurre lo que al pobresito de la copla. Se le tiene compasión a un perrito de cría, se le quiere, no se le deja, sus chillidos inspiran lástima, y yo, que soy un hombre, una criatura de Dios, ¡a la calle! ¡si te quise, ya no te quiero! ¡a reventar de pena!... ¡Cristo! ¡Paece mentira que aún no me haya muerto!... ...

En la línea 1492
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Creí, al verte, que algo malo pasaba en Jerez: pero si nada ocurre aún, ocurrirá pronto. Yo, desde aquí, lo sé todo; nunca falta un amigo de las otras viñas que me trae el soplo de lo que piensan los huelguistas. Además, en el ventorro repiten los arrieros lo que oyen en los ranchos. ...

En la línea 3596
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¿Y qué os ocurre, milord?-Todo está perdido -exclamó Buckingham, volviéndose pálido como un muerto-; dos de estos herretes faltan, no hay más que diez. ...

En la línea 3996
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Mirad, amigo mío, se me ocurre una idea. ...

En la línea 7094
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Más tarde, y si en cierto momento os ocurre alguna desgracia - dijo Richelieu con intención-, pensad que soy yo quien ha ido a buscaros, y que ha hecho cuanto ha podido para que esa desgracia no os alcanzase. ...

En la línea 8329
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Pero pien sa también que si por tu culpa le ocurre alguna desgracia a D'Artag nan, te encontraré donde sea y será para abrirte el vientre. ...

En la línea 183
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Por otra parte, de esa abundancia de empleados tan innecesaria y que grava al tesoro público, resultan otros daños de no menor consideracion: tales son el cúmulo de jente desocupada que tan poco favorece al público sosiego; que existiendo siempre en todas las oficinas escedentes, agregados y supernumerarios para una vacante que ocurre, hay ciento á quien colocar de efectivos, con notorio perjuicio de la escala y de los beneméritos hijos de los españoles, que son tambien acreedores á que se les atienda segun su aptitud y mérito y antecedentes de sus padres, como demandan principios de política, de pública conveniencia y de rigurosa justicia: y por último, en esta parte es de decirse que si en la administracion de la hacienda pública ha de haber el buen órden que se debe observar y las posibles economías, mucho mas en los actuales tiempos de escasez y penuria por lo recargado del estado, ni uno ni otro se conseguirá aumentando empleados todos los dias, siempre innecesarios, y teniendo un número escesivo de agregados, que sobre perjudicar la escala de los de número, absorve sumas de entidad anualmente por los sueldos que disfrutan. ...

En la línea 1826
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Tal ocurre en Viena, y más especialmente en Londres. ...

En la línea 2856
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... LA MUJER.—¿Tan divertido como Toro? _¡Vaya, vaya!_ ¿Ha estado usted alguna vez en la cárcel de Toro, señor caballero? YO.—Nunca he tenido ese honor; generalmente, la cárcel es el último sitio que se me ocurre visitar. ...

En la línea 3285
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... _Senhor_, sólo a un loco se le ocurre traer un caballo a Galicia, pero hay que estar dos veces loco para traer un _entero_, como usted ha hecho. ...

En la línea 4940
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¡Qué ejemplo de amor conyugal! Por añadidura, el amor estaba todo en un lado solo de esa pareja, como ocurre con frecuencia. ...

En la línea 607
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... En este caso no habían podido ver los buitres lo que ocurría. Por otra parte, además de los experimentos de Audubon y del que yo he hecho y acabo de referir, ha practicado Mr. Buchman en los Estados Unidos, otros muchos que tienden a probar que ni el cathartes aura (especie disecada por el profesor Owen), ni el gallinazo, descubre su alimento por medio del olfato. El Sr. Buchman envolvió cierta cantidad de carne podrida y que olía muy mal en un pedazo de tela delgada y echó pedazos de carne sobre 1 He observado que algunas horas antes de la muerte de un cóndor, todos los piojos de que está cubierto huyen hacia las plumas exteriores. Se asegura que siempre ocurre lo mismo. ...

En la línea 1529
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... gún unos, todas las aguas del país producen el puna; otros creen que donde hay nieve es donde hay puna, y así ocurre en realidad. única sensación que he experimentado, ha sido ligera pesadez en las regiones temporales y en el pecho; y en suma, puede compararse esta sensación a la que se experimenta al salir de una habitación muy caldeada y respirar de pronto el aire libre durante una helada fuerte. ...

En la línea 1580
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... No deja de chocarle mucho la gran diferencia que hay entre la vegetación de estos valles orientales y la de los de Chile, porque el clima y la naturaleza del suelo son casi idénticos y la diferencia de longitud, insignificante. mismo me ocurre con los cuadrúpedos, y aunque en menos grado con los pájaros y los insectos ...

En la línea 1715
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Mientras no les ocurre algún accidente, estos hombres gozan perfecta salud; no tienen el cuerpo muy musculoso; rara vez comen carne, una vez por semana a lo sumo, y carne de charqui, dura como una piedra ...

En la línea 11091
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero además, se nos ocurre preguntar: ¿Es muy higiénico que ciertos roedores se introduzcan en el seno del hogar para ir minando poco a poco y con influencia deletérea y pseudo-religiosa, la paz de las familias, la tranquilidad de las conciencias? Si todos los elementos liberales, sin exageraciones, de nuestra culta capital no aúnan sus esfuerzos para combatir al poderoso tirano hierocrático que nos oprime, pronto seremos todos víctimas del fanatismo más torpe y descarado. ...

En la línea 12179
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... zurriagazo y tente tieso, ¡ja, ja, ja! —A mí se me ocurre una cosa —dijo Mesía —. ...

En la línea 425
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... No había un país que dejase de alabar la paz, pero esta paz debía hacerse de acuerdo con sus gustos y ambiciones. Todos querían que las cosas fuesen no como deben ser, sino con arreglo a sus conveniencias. Y los catorce artículos o puntos se vieron retorcidos y desfigurados de tal modo, que acabaron por convertirse prácticamente en otras tantas calamidades. Así ocurre siempre con las leyes hechas por los hombres y aplicadas por los hombres. Los pueblos sintieron la necesidad de poner remedio a esta demencia general. Era preciso suprimir las guerras, resolver las cuestiones entre los países por medio de tribunales, como se resuelven las diferencias entre los individuos. Y cada Estado designó varios representantes, que se reunieron en esta ciudad, formando un organismo llamado Sociedad de las Naciones. ...

En la línea 620
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Tuve que huir, y he llevado hasta el presente una existencia vagabunda y aventurera. De vez en cuando la bondad de Flimnap me ha protegido. En los últimos días mi situación era angustiosa. El temible Consejo había averiguado por sus espías que yo estaba de vuelta en Mildendo, o sea lo que llaman las triunfadoras Ciudad-Paraíso de las Mujeres. Varias veces estuve a punto de caer en manos de sus agentes. Si esto ocurre alguna vez, me llevarán a morir en un islote inmediato a la gran barrera, como murió mi abuelo. Pero la intervención de Flimnap sirvió, como ya dije, para que yo encontrase un refugio aquí, donde me considero casi seguro. ...

En la línea 637
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pero el mundo se aburre de un modo mortal. No ocurre nada, nadie sueña, nadie aspira a cosas imposibles, nadie comete imprudencias. La vida se extiende ante los ojos como un inmenso campo de plantas alimenticias, en el que no hay una flor que resulte inútil ni un pájaro que deje de ser comestible. ...

En la línea 1287
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Ra-Ra cree que los personajes misteriosos que dirigen a estos bandidos son Golbasto y Momaren, mi padre. Pero ya sabe usted, gentleman, que el tiene la manía de atribuir al Padre de los Maestros todo lo malo que ocurre en el país… . En fin, sea quien sea el que proyecta la muerte de usted, nosotros lo averiguaremos. ...

En la línea 273
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Y en el momento que tal habló arrepintiose de ello, porque lo que deseaba saber, si picaba mucho en curiosidad, también le picaba algo el pudor. ¡Si encontrara una manera delicada de hacer la pregunta… ! Revolvió en su mente todo lo que sabía y no hallaba ninguna fórmula que sentase bien en su boca. Y la cosa era bastante natural. O lo había pensado o lo había soñado la noche anterior; de eso no estaba segura; mas era una consecuencia que a cualquiera se le ocurre sacar. El orden de sus juicios era el siguiente: ¿Cuánto tiempo duró el enredo de mi marido con esa mujer?, no lo sé. Pero durase más o durase menos, bien podría suceder que… hubiera nacido algún chiquillo». Esta era la palabra difícil de pronunciar, ¡chiquillo!, Jacinta no se atrevía, y aunque intentó sustituirla con familia, sucesión, tampoco salía. ...

En la línea 1361
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Era crueldad expresarse así, y debía mi señora doña Bárbara considerar que allá se iban compras con compras y manías con manías. Y no paró aquí el réspice, pues a renglón seguido vino esta observación, que dejó helada a la infeliz Jacinta: «Doy de barato que ese muñeco sea mi nieto. Pues bien: ¿no se te ocurre que el trasto de su madre puede reclamarlo y metemos en un pleitazo que nos vuelva locos?». ...

En la línea 1436
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —El pobre Ido es incapaz… —De engañar a sabiendas, eso sí. Pero no te quepa duda. La primitiva idea de que ese niño es mi hijo debió ser suya. La concebiría como sospecha, como inspiración artístico-flatulenta, y el otro se dijo: «Pues toma, aquí hay un negocio». Lo que es a Platón no se le ocurre; de eso estoy seguro. ...

En la línea 2675
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Otra cosa se me ocurre—indicó luego con la alegría del náufrago que ve flotar una tabla cerca de sí—. Le diré a mi marido que estoy mala y que me lleve a vivir al pueblo ese donde ha cogido la herencia». ...

En la línea 1061
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Pues el pobre padece una afección cardiaca de la que no puede recobrarse. Sus días están contados. Acaba de salir de un achuchón gravísimo, que le ha puesto a las puertas de la muerte y le ha llevado al matrimonio, pero a otro… revienta. Es el caso que el pobre hombre andaba de casa en casa de huéspedes y de todas partes tenía que salir, porque por cuatro pesetas no pueden pedirse gollerías ni canguingos en mojo de gato y él era muy exigente. Y no del todo limpio. Y así rodando de casa en casa fue a dar a la de una venerable patrona, y entrada en años, mayor que él que, como sabes, más cerca anda de los sesenta que de los cincuenta, y viuda dos veces; la primera, de un carpintero que se suicidó tirándose de un andamio a la calle, y a quien recuerda a menudo como su Rogelio, y la segunda, de un sargento de carabineros que le dejó al morir un capitalito que le da una peseta al día. Y hete aquí que hallándose en casa de esta señora viuda da mi don Eloíno en ponerse malo, muy malo, tan malo que la cosa parecía sin remedio y que se moría. Llamaron primero a que le viera don José, y luego a don Valentín. Y el hombre, ¡a morir! Y su enfermedad pedía tantos y tales cuidados, y a las veces no del todo aseados, que monopolizaba a la patrona, y los otros huéspedes empezaban ya a amenazar con marcharse. Y don Eloíno, que no podía pagar mucho más, y la doble viuda diciéndole que no podía tenerle más en su casa, pues le estaba perjudicando el negocio. «Pero ¡por Dios, señora, por caridad! –parece que le decía él– ¿Adónde voy yo en este estado, en qué otra casa van a recibirme? Si usted me echa tendré que ir a morirme al hospital… ¡Por Dios, por caridad!, ¡para los días que he de vivir… !» Porque él estaba convencido de que se moría y muy pronto. Pero ella, por su parte, lo que es natural, que su casa no era hospital, que vivía de su negocio y que se estaba ya perjudicando. Cuando en esto a uno de los compañeros de oficina de don Eloíno se le ocurre una idea salvadora, y fue que le dijo: «Usted no tiene, don Eloíno, sino un medio de que esta buena señora se avenga a tenerle en su casa mientras viva.» ...

En la línea 1447
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –No, aunque lo diga. Si la cosa es continua y lenta. Ahora, si de repente le ocurre a uno algo… Pero eso de que se sienta uno envejecer, ¡quiá!; lo que siente uno es que envejecen las cosas en derredor de él o que rejuvenecen. Y eso es lo único que siento ahora al tener un hijo. Porque ya sabes lo que suelen decir los padres señalando a sus hijos: «¡Estos, estos son los que nos hacen viejos!» Ver crecer al hijo es lo más dulce y lo más terrible, creo. No te cases, pues, Augusto, no te cases, si quieres gozar de la ilusión de una juventud eterna. ...

En la línea 732
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Así pues prosiguió el capitán-, cuando el Nautilus se halla a flote en estas condiciones, una décima parte del mismo se halla fuera del agua. Ahora bien, si se instalan unos depósitos de una capacidad igual a esa décima parte, es decir, con un contenido de ciento cincuenta toneladas con setenta y dos centésimas, y se les llena de agua, el barco pesará o desplazará entonces mil quinientas siete toneladas y se hallará en inmersión completa. Y esto es lo que ocurre, señor profesor. Estos depósitos están instalados en la parte inferior del Nautílus, y al abrir las llaves se llenan y el barco queda a flor de agua. ...

En la línea 1017
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Me sorprendió no tener hambre tras cuatro horas de marcha, sin que pudiera explicarme la razón de ello. Pero, en cambio, sentía unos invencibles deseos de dormir, como ocurre a todos los buzos. Mis ojos se cerraron tras los espesos cristales y pronto me sumí en una profunda somnolencia que sólo el movimiento de la marcha había podido contener hasta entonces. El capitán Nemo y su robusto compañero, tendidos en aquel lecho cristalino, dormían ya. ...

En la línea 1404
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -¿Qué le ocurre al señor?- preguntó Conseil, muy sorprendido-. ¿Le ha mordido algo? ...

En la línea 1760
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Sí, de francos. Tres millones de francos. Pero yo creo que estas pesquerías no producen ya tanto como en otro tiempo Lo mismo ocurre con las pesquerías americanas, que, bajo e reinado de Carlos V, producían cuatro millones de francos en tanto que ahora no pasan de los dos tercios. En suma puede evaluarse en nueve millones de francos el rendimiento general de la explotación de las perlas. ...

En la línea 79
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¿Qué ocurre ahora? - repitió mi hermana, con voz más seca que antes. ...

En la línea 658
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... El cual fue memorable para mí, porque me hizo cambiar en gran manera. Pero siempre ocurre así en cualquier vida. Imaginémonos que de ella se segrega cualquier día, y piénsese en lo diferente que habría sido el curso de aquella existencia. Es conveniente que el lector haga una pausa al leer esto, y piense por un momento en la larga cadena de hierro o de oro, de espinas o de flores, que jamás le hubiera rodeado a no ser por el primer eslabón que se formó en un día memorable. ...

En la línea 752
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Ya me lo parecía. Veremos qué ocurre luego. ...

En la línea 1301
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¡Hola! — exclamó volviéndose —. ¿Qué ocurre? ...

En la línea 94
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Pues, al decir «sin esperanza», quiero decir «sabiendo que va uno a un fracaso». Por ejemplo, usted está convencido por anticipado de que cierto señor, un ciudadano íntegro y útil a su país, no le prestará dinero nunca y por nada del mundo… ¿Por qué se lo ha de prestar, dígame? Él sabe perfectamente que yo no se lo devolvería jamás. ¿Por compasión? El señor Lebeziatnikof, que está siempre al corriente de las ideas nuevas, decía el otro día que la compasión está vedada a los hombres, incluso para la ciencia, y que así ocurre en Inglaterra, donde impera la economía política. ¿Cómo es posible, dígame, que este hombre me preste dinero? Pues bien, aun sabiendo que no se le puede sacar nada, uno se pone en camino y… ...

En la línea 163
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «Sonia necesita cremas ‑siguió diciéndose, con una risita sarcástica, mientras iba por la calle‑. Es una limpieza que cuesta dinero. A lo mejor, Sonia está ahora sin un kopek, pues esta caza de hombres, como la de los animales, depende de la suerte. Sin mi dinero, tendrían que apretarse el cinturón. Lo mismo les ocurre con Sonia. En ella han encontrado una verdadera mina. Y se aprovechan… Sí, se aprovechan. Se han acostumbrado. Al principio derramaron unas lagrimitas, pero después se acostumbraron. ¡Miseria humana! A todo se acostumbra uno.» ...

En la línea 276
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¿Qué le ocurre a usted? ¿Cómo se llama? ...

En la línea 280
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Venga… Mire… Está completamente embriagada. Hace un momento se paseaba por el bulevar. Sabe Dios lo que será, pero desde luego, no tiene aspecto de mujer alegre profesional. Yo creo que la han hecho beber y se han aprovechado de su embriaguez para abusar de ella. ¿Comprende usted? Después la han dejado libre en este estado. Observe que sus ropas están desgarradas y mal puestas. No se ha vestido ella misma, sino que la han vestido. Esto es obra de unas manos inexpertas, de unas manos de hombre; se ve claramente. Y ahora mire para ese lado. Ese señor con el que he estado a punto de llegar a las manos hace un momento es un desconocido para mí: es la primera vez que le veo. Él la ha visto como yo, hace unos instantes, en su camino, se ha dado cuenta de que estaba bebida, inconsciente, y ha sentido un vivo deseo de acercarse a ella y, aprovechándose de su estado, llevársela Dios sabe adónde. Estoy seguro de no equivocarme. No me equivoco, créame. He visto cómo la acechaba. Yo he desbaratado sus planes, y ahora sólo espera que me vaya. Mire: se ha retirado un poco y, para disimular, está haciendo un cigarrillo. ¿Cómo podríamos librar de él a esta pobre chica y llevarla a su casa? Piense a ver si se le ocurre algo. ...

En la línea 309
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Y yo soy la única causa de este desorden, de todo ese revuelo ridículo. Sin embargo, a veces resulta divertido… Para mí al menos. No puedo darme cuenta de lo que ocurre: si es que atravieso realmente por una crisis de agitación o si, simplemente, estoy descarrilado y desorientado en espera de que me aten. Algunas veces me parece que pierdo la razón, a veces también que apenas he salido de la infancia y de la escuela y que hago travesuras, como los niños. ...

En la línea 347
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¡Oh, no crea eso, no hay nada de eso! —grité a mi vez al general—. Lo que hice no estuvo bien, lo confieso con toda franqueza. Se puede calificar de chiquillada estúpida e indecorosa, pero… . eso es todo. Y sepa, mi general, que me arrepiento de veras. Pero aquí media una circunstancia que, a mis ojos, me dispensa casi del arrepentimiento. En estos últimos tiempos, desde hace dos o tres semanas, me siento enfermo. Estoy nervioso, irritable, abúlico, y me ocurre que pierdo muchas veces el dominio de mí mismo. Verdaderamente muchas veces tengo gran deseo de dirigirme al marqués Des Grieux y de… Por otra parte, juzgo inútil terminar; tal vez se ofendería. En resumen, son síntomas de enfermedad. ...

En la línea 643
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Aunque haya sillas dispuestas alrededor de la mesa, pocos de los puntos las aprovechaban, sobre todo cuando hay mucho público, porque una persona en pie ocupa mucho menos sitio y puede operar más cómodamente. Las gentes de la segunda y tercera filas se apretujan contra los de la primera, esperan su turno y vigilan una ocasión para instalarse ante la mesa. Pero, en su impaciencia, algunos avanzan la mano para colocar sus apuestas. Hasta los más alejados de la mesa procuran jugar por encima de las cabezas de los demás, y ocurre que, debido a ello, cada cinco o diez minutos se originan dudas acerca de quiénes han hecho las posturas. ...

En la línea 965
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Todo aquello fue algo extraño, tumultuoso, y hasta trágico para mí. Al menos las sigo considerando así hasta el momento actual, aunque, desde otro punto de vista, y sobre todo juzgando según el torbellino en que me agitaba entonces, sean a lo más un poco excepcionales. Pero lo que me parece más milagroso es el modo cómo me he comportado respecto a esos acontecimientos. ¡No consigo todavía comprenderlo! Todo eso pasó volando, como un sueño —incluso mi pasión—. Sin embargo, era una pasión fuerte y sincera… pero ¿qué ha sido de ella? No queda nada, hasta el punto que algunas veces se me ocurre la siguiente idea: “¿No habré perdido la cabeza y pasado todo ese período en algún manicomio? ¿Quizá me hallo en él todavía, de modo que ‘todo eso no existe' y continúa no existiendo, no es más que una ilusión…?” ...

En la línea 396
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - ¡A quién se le ocurre -mascullaba la señora Magloire yendo y viniendo- recibir a un hombre así, y darle cama a su lado! ...

En la línea 1065
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - ¿Qué ocurre? ...

En la línea 538
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Pues explíquese. ¿Qué se le ocurre? ...

En la línea 736
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Luego el muy papanatas, hizo lo que todos los gallos, lo que todos los gallos que están de mal humor… -siguió Perico riendo a su vez-. Si había de ponerse agradable, de decirle algo a la pobre chica… le soltó una filípica como para ella sola, para ella sola, porque no se había vuelto a Miranda de Ebro, de Ebro, a cuidarle la pata desencolada… También sólo a él se le ocurre desmayarse por una torcedura, y no telegrafiar a su mujer avisándola… Y le preguntó con un aire trágico, trágico: «¿dónde anda tu solícito acompañante?» Estaba el hombre celestial. ...

En la línea 1061
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Don Ignacio -decía el bueno de Sardiola fue siempre así. Mire usted, del cuerpo dicen que nunca padeció nada… ¡ni un dolor de muelas! pero asegura el ama Engracia que ya desde la cuna tuvo una a modo de enfermedad… allá del alma o del entendimiento, o ¡qué me sé yo! Cuando chiquillo ¡le entraban unos miedos al anochecer y de noche, sin saberse de qué! se le agrandaban los ojos, así, así… (Sardiola trazaba en el espacio con sus dedos pulgar e índice una O cada vez mayor), y se metía en un rincón del aposento, sin llorar, hecho una pelota, y pasábase así quietecito, hasta que amanecía Dios… No quería decir sus visiones; pero un día le confesó a su madre que veía cosas terribles, a todos los de su casa con caras de muertos, bañándose y chapuzándose bonitamente en un charco de sangre… En fin, mil disparates. Lo raro del asunto es que a la luz del sol el señorito fue siempre un león, como todos sabemos… lo que es en la guerra daba gozo verle… ¡bendito Dios! lo mismo se metía entre las balas que si fuesen confites… Nunca usó armas, sino una cartera colgada donde había yo no sé cuántas cosas: bisturíes, lancetas, pinzas, vendas, tafetán… Además tenía los bolsillos atestados de hilas y trapos y algodón en rama… Dígole a usted, señorita, que si se ganasen los grados por no tener asco a los pepinillos liberales, nadie los ganaría mejor que Don Ignacio… Una vez cayó una bomba, así, a dos pasos de él… se la quedó mirando, esperando sin duda a que reventase, y si no lo coge de un brazo el sargento Urrea, que estaba allí cerquita… Ni en las cargas a la bayoneta se retiraba. En una de éstas un soldado guiri, ¡maldita sea su casta!, se fue a él derecho con el pincho en ristre… ¿Qué dirá usted que hizo mi Don Ignacio? no se le ocurre ni al demonio… Lo apartó con la mano como si apartase un mosquito, y el muy bárbaro abatió la bayoneta y se dejó apartar. Tenía el señorito entonces una cara… Válgame Dios y qué cara. Entre seria y afable, que el alma de cántaro aquel debió de quedarse cortado. ...

En la línea 1067
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Merece cuidarse la casa -prosiguió Sardiola-, porque la tenía como una taza de plata aquella bendita Doña Armanda… muy bien alhajada, y muy capaz… Y ahora que se me ocurre -exclamó dándose fiera palmada en la frente-. Señorita… ¿por qué no va usted a verla? Yo se lo diré a Engracia… nos la enseñará toda… ea, decídase usted. ...


la Ortografía es divertida

Más información sobre la palabra Ocurre en internet

Ocurre en la RAE.
Ocurre en Word Reference.
Ocurre en la wikipedia.
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